¿Juego explosivo para la OTAN?
Una esperanza que a los americanos les gustaría ver hacerse realidad, según la idea que Reagan tiene de la defensa del espacio, no parece cumplirse. No sólo no se consolida la unión de los dos continentes, sino que el programa de la guerra de las galaxias se diría destinado a dinamitar la OTAN. Los franceses y los británicos ya se habían mostrado escépticos con anterioridad. Si la defensa del espacio debiera ser una realidad, quedarían sin efecto sus respectivos potenciales nucleares disuasorios, y habrían sido en vano los gastos millonarios en armamento. Y no acaba ahí la cosa: tal y como Egon Bahr advirtió en su momento, Europa dejaría de jugar un papel relevante en política de defensa en cuanto Estados Unidos estableciera una línea Maginot en el espacio. La dependencia europea respecto de los norte americanos sería mayor que nunca.Paralelamente, crecería la confusión en el Viejo Continente acerca de las armas colocadas para la protección de Europa. Se cuestiona su posible acción de defensa ante los cohetes soviéticos. Caso de que hubiera que reducir o eliminar drásticamente las armas atómicas, faltaría el factor de intimidación nuclear sobre el que la OTAN sigue basando su estrategia. Por todo ello, los europeos se muestran unidos, incluso en Bonn lo están el Gobierno y la oposición, en la exigencia de que el sistema defensivo a aplicar debe ser único para todo el territorio de los países miembros de la Alianza.
Los problemas de los europeos no se reducen tan sólo a la política defensiva. No menos escépticos se muestran ante las repercusiones tecnológicas y económicas del programa espacial americano. Temen, al fin y al cabo, quedar colgados. No sólo porque no pueden participar financieramente, sino porque son conscientes del desinterés de la industria norteamericana por transferir tecnología a Europa. (...)
11 de febrero
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