_
_
_
_
Entrevista:

"Desde el primer momento me encontré muy a gusto con mi nuevo corazón"

Juan Alarcón explicó a EL PAÍS sus recuerdos del trasplante y su vida cotidiana en una entrevista concedida cuatro días antes de morir

El pasado 1 de febrero, EL PAÍS entrevistó a Juan Alarcón Torres -el primer paciente que ha sobrevivido a un trasplante de corazón en España- en el bar Los Maños, de l'Hospitalet, donde acostumbraba a pasar buena parte de su tiempo libre. Esta entrevista y las fotos que la acompañan -tomadas el mismo día- debían incluirse en un reportaje más amplio sobre los trasplantes. El inesperado fallecimiento de Alarcón -que durante la conversación mostró su satisfacción por su salud-, cuatro días después de este encuentro, ha convertido la presente interviú en el último testimonio recogido sobre la vida cotidiana de un hombre de 30 años que vivió nueve meses con un corazón de otro.

Juan Alarcón Torres, Juanito, vivía en un ático del barrio de La Florida, de I'Hospitalet de Llobregat (Barcelona), donde se produce un imperceptible temblor cada vez que pasan los ferrocarriles de vía estrecha de la Generalitat, a apenas 100 metros. Juan Alarcán, de 30 años de edad, era el segundo paciente al que se le trasplantó el corazón en España. Y no fue el primero por la ocurrencia del marqués de Villaverde, que quiso emular al doctor Christian Barnard, aunque el resultado fuera el fallecimiento, a las 26 horas, de Juan Alfonso Rodríguez Grillé, un ciudadano gallego del que pronto dejó de hablar la prensa de la época (1968).Juan Alarcón no asimiló nunca lo de ser un trasplantado pionero, y huía de los medios de comunicación, que tenían que acercarse a él con argumentos convincentes pero poco ortodoxos. Una revista del corazón le pagó hace unos meses 30.000 pesetas por unas fotos.

En el hospital de Sant Pau tuvieron desde el primer momento la sensación de que Juan Alarcón era un paciente idóneo. Incluso un médico de la Unidad de Cirugía Cardiaca de ese hospital advirtió en privado, sorprendido por su actitud: "Ha ido al quírófano pensando que lo suyo era algo así como una apendicitis". Los informes psicológicos previos al trasplante, preceptivos en estos casos, constataron la buena disposición del paciente, a pesar de que Juan Alarcón echó con cajas destempladas a los dos psicólogos.

Pregunta. ¿A usted no le impresionó ser el primer hombre al que se le trasplantaba un corazón en España, después de la experiencia fallida, hace 17 años?

Respuesta. Hombre, yo no sabía que esto de los trasplantes de corazón eran una cosa nueva; pensaba que habrían hecho otros cuando me lo pedían. Ya me extrañó que cuando en el bar Los Maños le dije a ése, al Moreno, lo del trasplante, no se lo creyera.

P. Después del trasplante apareció en la prensa la noticia de que en el servicio militar le habían declarado inútil, pero que nadie le había advertido ni a usted ni a su familia que tuviera problemas cardiacos. ¿Es eso cierto?

R. Es verdad. En la mili ya me declararon inútil, pero fue por ser estrecho de pecho, aunque yo les decía que me cansaba mucho cuando hacía esfuerzos. Cuando empecé a sentir que me ahogaba fue en el taller Claudio, en el barrio de Sants, de Barcelona, pues eso de pulir metales es muy duro. Durante mucho tiempo pensé que tenía un fuerte catarro, porque tosía mucho y devolvía todo lo que comía. No sabía lo que tenía, pero cada vez me encontraba peor. Durante untiempo intentaron darme trabajos menos fatigosos, como recados y así. Pero cuando tenía que llevar algún paquete me ponía fatal. Enrojecía, me ahogaba, me fallaban las piernas. Estos pequeños transportes los tenía que hacer con la, ayuda de una carretilla. Al final me dieron la baja y entonces empecé a ir de médico en médico.

"Mi corazón era tres veces mayor de lo normal"

P. Y finalmente le dijeron que tenía una cardiopatía congestiva.

R. Así es. En los dos últimos años estuve ingresado cuatro veces en el hospital de Sant Pau, de Barcelona. La última vez que ingresé, en primavera de 1984, los médicos advirtieron a mi familia que me quedaban dos o tres meses de vida. Mi corazón era tres veces mayor de lo normal. Yo no pensaba que iba a morirme, o no lo quería pensar. Pero estaba que no me tenía.

P. En abril del pasado año, el equipo de cirugía cardiaca del hospital de Sant Pau estaba preparado para realizar el trasplante de corazón. Tras diversas pruebas, vieron que usted cumplía las características para la intervención y le expusieron claramente que, si no se operaba, moriría. ¿Cuál fue su reacción en aquel momento?.

R. Aquellos días me puse muy nervioso. Pero no me lo pensé mucho. Tenía miedoal dolor, pero me aseguraron que no sufriría en absoluto. Y la verdad es que no he notado nada. Al despertar me impresionó encontrarme con tantos tubos y agujas en el cuerpo. Pero cada día me encontraba mejor. A los 10 días empecé a comer. Sobre todo pan con tomate y jamón dulce, mucho jamón dulce.

P. ¿Por qué manifestó su sorpresa al ver la reacción de los medios de comunicación? ¿No era consciente de que había entrado en la historia de la cirugía española?

R. Yo no pensaba en eso. Y no me gustaba ser todo el día fotografiado. Luego me sorprendió ver, tras decir en una entrevista televisiva que une gustaría, tener un vídeo, que el equipo de fútbol de l'Hospitalet me regalaba uno. El vídeo me hizo pasar buenos ratos en el hospital gracias a que las enfermeras me cambiaban películas. Recuerdo que pude ver la grabación del España-Suiza. Y sigue siendo una de mis distracciones favoritas. Además, me he hecho socio de un club del barrio y lo he visto casi todo. últimamente me llevé Acorralado que me ha gustado mucho. Prefiero las películas de acción. También tengo una cinta de vídeo con la entrevista que me hizo Mercedes Milá para el programa Buenas Noches. Aquel día pasé más nervios que cuando me operaron. Suerte que ellame ayudó mucho.

P. ¿Ha coleccionado los recortes de prensa sobre su persona?

R. No, guardo sólo algunas revistas. Pero en el hospital, cuando me dieron el alta, me regalaron una colección de artículos de prensa, que tengo en un arinario.

P. ¿Cómo se encuentra ahora, nueve nieses después del trasplante?

R. La verdad es que estoy bien, aunque me canso si camino demasiado. Antes de operarme era un inválidoy ahora he vuelto a hacer una vida normal: voy a ver los partidos al campo de l'Hospitalet, juego a la petanca, hablo con los amigos. Lo que no me atrevo es a ir a las discotecas porque bailar cansa mucho. Tampoco he vuelto a jugar fútbol, aunque unas patadas al balón me atrevería a dar. Hago poco más o menos lo que hace todo el mundo. Lo único pesado son las revisiones periódicas.

P. ¿Le han autorizado a comer todo tipo de alimentos?

R. Como casi de todo, pero mantengo el régimen de alimentación sin sal, que llevabaantes del trasplante, sobre todo como una medida de prudencia. Los jamones que hay colgando en el bar no me tientan. Alcohol puedo tomar un poco, pero tampoco bebo nada que no sea agua. Ni tampoco fumo. A pesar de todo, he engordado casi 20 kilos. Ahora peso 58, pero me tenía que haber visto hace un año. Se me marcaban las costillas, estaba hecho un enclenque.

"Estoy federado en un club de petanca"

P. En el barrio se dice de usted que es un magnífico jugador de petanca y que incluso está federado. ¿Estoy en lo cierto?

R. Casi cada mañana bajo las bolas a unas pistas que están muy cerca de casa y organizamos campeonatos con la gente del barrio. Estoy federado en el Club Petanca La Florida y jugamos cada domingo. Este domingo tenemos partido en Vallcarca. No se me da mal. Si no voy más a menudo a practicar es porque, cuando el sol me da mucho rato en la cabeza, me mareo.

P. ¿Y aparte de la petanca y el vídeo, en que más ocupa su tiempo?

R. Bueno, me gusta pasear y suelo venir al bar Los Maños, donde me conocen desde hace muchos años. Sobre todo desde que dejé mi trabajo en el taller de platería. En el bar hablamos de fútbol, tomamos alguna cosa y hacemos partidas de dominó. Las cartas no me gustan, sólo alguna vez juego a las rondas.

P. ¿Toma alguna medicación especial?

R. La ciclosporina, que la traen de Suiza. La paga la Seguridad Social, pero yo tengo que adelantar el dinero, que son más de 30.000 pesetas al mes y que me dejan muy poco dinero, porque cobro cuarenta y tantas mil pesetas al mes por la invalidez provisional.

P. ¿Ha pedido ya la invalidez definitiva?

R. Sí, pero cuando hace un año fui a pedirla me pasó una cosa curiosa. Una mujer que me atendió, supongo que sería una doctora, miró los electrocardiogramas y me dijo que lo mío no era tan grave como para darme la definitiva. Volví cuando me dieron el alta en el hospital, después del trasplante, y cogió mi expediente. Otra vez volvió a decirme que no me pusiera pesado, que mi corazón estaba bastante bien. Le dije que tan bien no estaría porque me lo acababan de trasplantar. Ya no insistió, me aseguró que me tramitaría los papeles. Y en eso estoy.

P. ¿En algún momento ha tenido la sensación de tener un corazón que es de otro?.

R. No. Desde el primer momento me he encontrado muy a gusto con mi nuevo corazón. Y espero seguir estando bien y que los periodistas dejen de perseguirme. No me gusta ser noticia de los periódicos.

El donante

La operación de trasplante de corazón se llevó a cabo el 8 de mayo de 1984. Aunque no suele saberse nunca quién es el donante, la expectativa creada en torno a la noticia hizo que una publicación manresana diera su identidad. Se trataba de Carles Manez Vilanova, de 21 años, que pasaba los fines de semana en Cardona (Barcelona) y que tres días antes, después de la final de la Copa del Rey, fue a una discoteca de Solsona con unos amigos, con la mala fortuna de que el coche en el que viajaban patinó en el asfalto -aquel día había lloviznado- dio dos vueltas de campana y se estrelló contra una valla. A ninguno de sus tres compañeros le pasó nada, pero él recibió un impacto en el cráneo. Durante el día siguiente estuvo en observación, con un fuerte dolor de cabeza, y posteriormente entró en coma irreversible en la madrugada.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_