El 'Ariane' lanza el primer satélite de un sistema de comunicaciones para los paises árabes
La lucha por el mercado de los satélites de comunicaciones acaba de empezar. Los europeos no habían conseguido hasta ahora arrancar un solo cliente a Estados Unidos o a Canadá. Esta madrugada, por primera vez, un satélite construido en Francia y vendido a los países árabes ha entrado en órbita. El lanzamiento, efectuado esta madrugada a las 0.22, hora peninsular, lo ha realizado un cohete europeo, el Ariane, que también habrá puesto hoy en órbita un satélite brasileño.
El satélite, denominado Arabsat, ha sido construido por la compañía francesa Aerospatiale, como contratista principal, y asegurará la conexión entre 22 países de la Liga Árabe: Egipto, Irak, Jordania, Líbano, Marruecos, Mauritania, Sudán, Siria, Túnez, los dos Yemen y los Estados del Golfo Pérsico. En total, dispone de 8.000 circuitos telefónicos y posibilidades para recibir y emitir siete canales de televisión. El contrato, que incluye la construcción de otros dos satélites, uno de los cuales se lanza rá este mismo año -el otro quedará como reserva-, se ha elevado a 1.300 millones de francos (23.400 millones de pesetas), pero más importante que el dinero es haber conseguido penetrar en el mercado y provocar la confianza de países ricos, pero poco desarrollado técnicamente.Si la experiencia es positiva Francia se habrá situado bien frente a Arabia Saudí, país que controla el 50%. del dinero invertido en el proyecto, y los Emiratos del Golfo, siempre buenos clientes. Además, el satélite habrá sido lanzado por un cohete de fabricación europea, el Ariane, que realizará en esta ocasión su duodécimo vuelo y que, poco a poco, va logrando asegurarse. El proyecto es colocar en órbita, a 36.000 kilómetros de altitud, dos satélites: el Arabsat y el Brasilsat, fabricado en Canadá y propiedad de la empresa nacional de telecomunicaciones de Brasil. Un triunfo también es haber logrado que los brasileflos eligieran el cohete europeo en lugar de uno norteamericano.
La presencia europea en este mercado, capaz de movilizar más de 150.000 millones de francos en los próximos diez años (2,7 billones de pesetas), es, por el momento, muy reducida, pero, aun así, ya comienza a preocupar a los norteamerica nos: como primera reacción al lanzamiento del Arabsat, la NASA ha ofrecido una plaza en un próximo viaje de la nave espacial Challenger a los saudíes.
Los europeos, que han reforzado su política espacial, saben que han perdido ya una parte importante del volumen de negocios que se prevé para los próximos años -se calcula que se lanzarán antes de 1995 cerca de 200 nuevos satélites de comunicaciones-, pero, aun así, creen que están a tiempo de reclamar un trozo del pastel. La lucha se planteará también en el seno de la Alianza Atlántica porque muchos de los satélites tendrán aplicaciones militares para Europa y los aliados de este lado del Atlántico quieren hacer algo más que pagar su parte correspondiente.
El lanzamiento del Arabsat, que se habrá producido esta madrugada desde la estación espacial de Kourou, en la Guyana francesa, ha sido acogido con regocijo en París y con alguna inquietud en la Unión Soviética: el satélite podrá lanzar emisiones de televisión islámica, que serían recibidas en las repúblicas musulmanas de la URSS.
Es la primera vez que los países árabes se han puesto de acuerdo en un programa común de telecomunicaciones. Incluso la OLP tiene una mínima representación en la sociedad.
Por el momento, hay grandes diferencias entre los 22 países, pero tal vez no está lejano el día en que desde Riad se lancen emisiones para todo el mundo islámico y ortodoxo. Los saudíes afirman que se trataría sólo de programas culturales, educativos y religiosos, sin ningún contenido ideológico, pero los soviéticos no parecen muy felices ante la idea de que la comunidad musulmana de la URSS reciba un canal de televisión que Moscú no controla.
El proyecto brasileño
El Brasúsat es el primer elemento del nuevo Sistema Brasileño de Telecomunicaciones por Satélite, que se pretende constituya el cauce de expansión del sistema nacional de telecomunicación en Brasil. El proyecto está justificado por la gran extensión del país, la existencia de áreas dificiles de alcanzar por medios terrestres convencionales, especialmente en la selva amazónica, y la dispersión de la población. La convocatoria de concurso para la construcción de dos satélites, el Brasúsat I y el II, se efectuó en junio de 1982 y fue otorgada a la compañía canadiense Spar / Aerospace Limited. El lanzamiento se otorgó al consorcio privado europeo Arianespace.
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