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El déficit presupuestario proyectado por Reagan para 1986 asciende a más de 31 billones de pesetas

Francisco G. Basterra

El presidente norteamericano, Ronald Reagan, envió ayer al Congreso un presupuesto para el año fiscal de 1986 que prevé un gasto de 973.700 millones de dólares (casi 172 billones de pesetas), con la congelación a los niveles actuales o recortes drásticos de todos los programas civiles, que afectarán sobre todo a la clase media. El proyecto de presupuesto sólo contenta por ahora a los militares del Pentágono, que dispondrán de un 13% más para gastar que el pasado año.

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Ronald Reagan, que cuando fue elegido en 1980 prometió equilibrar el presupuesto para 1984, ha tirado la toalla y reconoce la imposibilidad de equilibrar gastos e ingresos y proyecta un déficit presupuestario para 1986 de 180.000 millones de dólares (más de 31 billones de pesetas), frente a los 222.000 millones (más de 38 billones de pesetas) con que se cerrará este ejercicio.Sólo para pagar los intereses de la deuda el presupuesto norteamericano prevé una cifra de 142.600 millones de dólares, lo que significa un 14,6% del gasto total.

En su primer mandato, el presidente norteamericano casi dobló la cifra de la deuda, y en éste se estima que el endeudamiento puede superar los dos billones de dólares (353 billones de pesetas).

Números rojos

Las promesas de la Casa Blanca de dejar los números rojos en 100.000 millones de dólares al final de la segunda Administración Reagan no serán cumplidas. Las proyecciones para el déficit de los próximos años estiman cifras negativas de 164.900 millones de dólares (29 billones de pesetas) en 1987, 144.400 en 1988, 107.500 en 1989 y 82.400 millones de dólares en 1990.

Estos datos demuestran que la doctrina económica de Ronald Reagan, basada fundamentalmente en no escuchar a los economistas y en el desprecio de todas sus teorías, ha acuñado una nueva verdad: los déficit no importan.

¿Por qué preocuparse de ellos cuando la economía norteamericana creció el pasado año a un 6,4%, como no lo hacía desde 1951, y con un inflación inferior al 4%? A favor del presidente Reagan juega el hecho de que la inmensa mayoría de los americanos, inmersos en una época de prosperidad, se preocupan tan poco por el déficit como el propio jefe del Estado.

El Congreso, que deberá aprobar el presupuesto, ha puesto el grito en el cielo incluso antes de recibirlo.

No sólo los demócratas, sino también los republicanos han manifestado que el presupuesto no pasará el necesario voto de las dos cámaras, a menos que el gasto militar sea también recortado. Los legisladores entienden que el rearme debe ser al menos desacelerado. para que los contribuyentes acepten los sacrificios del nuevo presupuesto.

Esta petición de que el cinturón se estreche para todos no ha sido atendida por el presidente y por su ministro de Defensa, Caspar Weinberger, que afirman que el gasto previsto de defensa, 277.500 millones de dólares (un 26% del gasto total), es la única garantía de conseguir una negociación equitativa con la Unión Soviética.

El secretario del Pentágono ha llegado a acusar de poco patriotas a los senadores que han pedido un menor incremento del gasto militar.

Reducir el gasto

El presupuesto para 1986 -el año fiscal comienza el próximo octubre- supone únicamente el 1,5% de aumento del gasto sobre los 959. 100 millones de dólares que se gastarán este año. Se trata de la tasa de crecimiento presupuestaria más baja de los últimos 20 años.

El hacha de Ronald Reagan ha conseguido reducir el gasto proyectado en 47.500 millones de dólares, unos 3.000 millones menos de lo que exigen los propios republicanos en el Senado. Un 82% de esta cantidad son recortes en los programas civiles.

Ocho ministerios, de los 13 que componen el Gobierno, entre los que se encuentran Educación, Agricultura, Vivienda, Energía y Desarrollo Urbano, ven reducidos sus gastos a niveles absolutos respecto a 1985. Reagan, como había prometido, no recorta los gastos de la Seguridad Social, pero sí el Medicare, un programa que financia los cuidados de sanidad para los ancianos.

Reagan trata con este presupuesto de cumplir su promesa de hace cuatro años de reducir el peso del Gobierno en la economía, lo que no ha logrado hacer hasta ahora, ya que el gasto total de la Administración supone el 25% del producto nacional bruto, el más alto de la historia americana en tiempos de paz.

El presidente prometió que para este año habría reducido el porcentaje a un 20%. "Mi propuesta", ha dicho el presidente, "es el esfuerzo más exhaustivo hecho nunca para frenar el despilfarro crónico del Gobierno".

Cambiar las prioridades

El análisis de las cifras enviadas al Congreso demuestra, sin embargo, que el presidente norteamericano, Ronald Reagan, se ha limitado a cambiar las prioridades del gasto público a favor de la defensa en detrimento de los programas civiles.

Prácticamente, cada dólar que se ahorra en el presupuesto se sustituye por un dólar gastado en defensa. Lo que se produce es un reajuste del gasto, pero no una reducción del mismo.

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