Ultimátum de Desmond Tutu contra el 'apartheid'
Desmond Tutu, obispo, negro anglicano y premio Nobel de la Paz 1984, manifestó ayer, durante la ceremonia de su entronización como obispo de Johanesburgo, que si la política de segregación racial no es abolida en Suráfrica de aquí a dos años pedirá sanciones económicas contra Pretoria.
El primer obispo negro de la gran metrópolis surafricana recordó, en la catedral de Santa María de Johanesburgo, que nunca hasta ahora había hecho campaña en contra de las inversiones extranjeras en Suráfrica. En su opinión, éstas deben seguir existiendo bajo tres condiciones: reunión de los trabajadores negros con sus familias, cosa que no ocurre en la situación actual; desarrollo del sindicalismo negro e inversión a gran escala en la enseñanza y la educación de los negros. Tales condiciones, precisó, deberán ser satisfechas en el transcurso de los próximos 18 o 24 meses.El nuevo obispo de Johanesburgo se había expresado recientemente en términos similares, a través de entrevistas de prensa. "No me importa cuáles sean las consecuencias legales" de esa posible campaña futura, dijo en una ocasión.
"Un trabajador negro debería ser libre de vender su fuerza de trabajo allí donde desee, por lo que el sistema surafricano de control de la circulación de los negros en las zonas blancas debería ser abolido", afirmó ayer Desmond Tutu, quien también exigió que cesen los desplazamientos forzosos de poblaciones negras a sus bantustanes étnicos (zonas reservadas).
El premio Nobel de la Paz recordó su compromiso en favor de un cambio pacífico en Suráfrica y afirmó que los trabajadores negros están dispuestos a afrontar la inseguridad de un eventual boicoteo económico, a fin de conseguir la transformación social deseada.
El obispo exhortó a la población blanca a apoyar su acción, y añadió que la lucha contra el apartheid no cesará "mientras los hijos de Dios sufran, desarraigados, obligados a vivir en celdas de solteros y bajo el temor de detenciones y prohibiciones arbitrarias".
El discurso del nuevo obispo metropolitano de Johanesburgo, que duró tres horas, fue irregularmente aplaudido por un auditorio, multirracial. Un contingente de la policía antidisturbios rodeó las inmediaciones del templo, donde un grupo de unos 200 negros esperaba la salida de Desmond Tutu, pero no se produjeron incidentes.
Su nuevo destino convierte a Tutu en la segunda autoridad de la Iglesia anglicana en Suráfrica. El premio Nobel de la Paz ha afirrriado que piensa continuar viviendo con su esposa en Soweto, la ciudad que aloja a unos dos millones de ciudadanos de color, que constituyen la principal fuerza de trabajo en Johanesburgo.
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