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INVERSIONES

Los títulos del Estado, poco accesibles al ahorrador privado

La subasta de obligaciones del Estado, títulos de renta fija y largo plazo de amortización, celebrada el último día de enero ha puesto de manifiesto la escasez de este tipo de emisiones para el ahorrador privado. Hasta ahora sólo el Estado, en pequeña proporción, y las compañías eléctricas han salido a este mercado. Las compañías eléctricas porque contaban con el apoyo implícito de que estas emisiones pueden computarse dentro del coeficiente de inversión obligatoria de las cajas de ahorro, y el Estado porque se ha planteado aumentar al máximo la vida de su endeudamiento interno con el que hacer frente a la financiación del déficit público.Los resultados de la última subasta, con unas peticiones de 122.000 millones de pesetas, a un tipo de interés marginal del 14%, cuando el máximo que se podía conceder era de 80.000 millones de pesetas, supone la existencia de un mercado potencial en lar actualidad mucho más alto de lo que existe. A ello hay que añadir el hecho de que todas las emisiones que salieron en diciembre, tanto las de las eléctricas como las del Estado, se quedaron en el camino porque los bancos y cajas de ahorro acudieron a las subastas para retenerlas en sus carteras ante la baja de tipos de interés que se avecinaba.

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Lo cierto es que, hasta ahora al menos, este tipo de emisiones llega al ahorrador privado cuando los intermediarios financieros no quieren quedárselas por consideraciones de oportunidad de la inversión. Existe un mercado secundario en las bolsas pero su desarrollo, a pesar de los apoyos institucionales del Banco de España por potenciarlo, sigue siendo escaso aunque en crecimiento.

Ampliación a 10 años

La última subasta de obligaciones del Estado ha ampliado el plazo de emisión hasta 10 años, aunque aceptando amortizaciones a partir del sexto, para propiciar esta mayor liquidez. Los tipos han bajado en 1,5 puntos sobre la emisión anterior, a pesar de aumentar el plazo de amortización en dos años, y el Ministerio de Economía y Hacienda, a la vista de las peticiones, ampliará el volumen de emisión para poder vender a particulares a través de la segunda fase de la emisión.

Las obligaciones del Estado salen a subasta competitiva, donde cada inversor ofrece una cantidad de dinero a un tipo de interés determinado por él mismo, y el Tesoro decide aceptar las cantidades que crea le interesa en función del nivel de tipo de interés al que corta. El tipo al que corta es el marginal de la emisión y el medio ponderado es el que resulta como coste real para el total de dinero aceptado en la subasta.

A partir de este tipo de interés medio se fija el interés nominal de la emisión, redondeando al alza o a la baja sobre un cuarto de punto, que es el que se establece para aquellos inversores que no hayan acudido a la subasta y quieran adquirir obligaciones a un precio conocido. Este es el segundo tramo de la emisión, que se inicia desde el mismo momento en que se decide la subasta.

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