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Salvador Dalí hace un llamamiento para conmemorar el centenario de la muerte de Narcís Monturiol

Este año se conmemora el primer centenario de la muerte del inventor y político Narcís Monturiol (Figueres, Gerona, 1819-Sant Martí de Provençals, Barcelona, 1885). El pintor Salvador Dalí ha remitido a EL PAIS un breve artículo, a modo de llamamiento, para que este centeenario no pase inadvertido. El pintor anuncia tambien un segundo texto sobre el mismo tema titulado El buitre leonardo y el Íctneo .

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Misticismo del submarino y del helicóptero

Monturiol fue una figura polifacética. A pesar de obtener la licenciatura de Derecho, no ejerció la abogacía. Militó en las filas del republicanismo y fue redactor de El Republicano. Tras aprender el oficio de cajista, montó una imprenta con otros amigos en la que editó revistas como La Fraternidad o La Madre de Familia, inspiradas en las ideas del socialismo utópico de Étienne Cabet, de quien publicó una traducción de su texto Viaje a Icaria. Icaria es el nombre de una isla imaginaria donde Cabet sitúa la acción de su novela. Se trata de una utopía sobre la sociedad comunista perfecta, proyecto que tuvo su impacto en algunos sectores obreros franceses. Cabet intervino en el intento de fundación de una comunidad utópica en Tejas (Estados Unidos), siguiendo el modelo de Icaria. En Cataluña, las ideas de Cabet fue ron recogidas por Monturiol y por Josep Anselm Clavé (fundador de un importante movimiento coral en Cataluña), Francesc Suñer y Francisco José Orellana, entre otros. El republicano Abdó Terrades también contempló con simpatía estas iniciativas y un hermano de Monturiol llegó a participar en una expedición para fundar una comunidad inspirada en Icaria. Narcís Monturiol inició sus experimentos científicos de manera artesanal mientras sobrevivía como impresor de textos escolares. En 1858 publicó El Ictíneo o el barco-pez. Al año siguiente, gracias a una sociedad que fundó junto a otros amigos, consiguió probar su ingenio submarino, el Ictíneo, en el puerto de Barcelona. Hubo un auténtico apoyo popular a su idea, especialmente tras el parcial éxito de aquella primera prueba. A pesar de ello y de varios informes científicos favorables, la Administración obstaculizó sus investigaciones. La sociedad La Navegación Submarina, fundada por Monturiol para comercializar su invento, quebró y, tras un segundo intento fallido con el Ictíneo (este segundo modelo llevaba incorporado un sistema de atmósfera artificial), Monturiol abandonó la idea en 1868, a pesar de que en 1869 aún escribió Ensayo sobre el arte de navegar por debajo del agua. Durante un año (1873-74) fue director de la Fábrica Nacional del Sello, en Madrid, cargo vinculado al fugaz régimen republicano.

Monturiol trabajó en otras ideas sobre la conservación de alimentos, el trasvase de aguas fluviales, el velógrafo y el funicular.

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