España y la Unión Europea Occidental de defensa
En uno de los puntos de su reciente decálogo sobre seguridad nacional, el presidente Felipe González propuso que España entre a formar parte de la Unión Europea Occidental (UEO), organismo del que todavía no se ha informado suficientemente a la opinión pública española, según el autor de este trabajo. La UEO es un organismo con claros objetivos militares que ha permanecido en estado letárgico durante muchos, años, pero que últimamente está empezando a dar señales de vida.
Al anunciar su decálogo para un posible consenso sobre seguridad nacional, en octubre pasado, el presidente del Gobierno español, Felipe González, dijo que sería deseable que España participase en la Unión Europea Occidental (UEO). Como suele ocurrir con las cuestiones relacionadas con la defensa, no ha habido una explicación amplia a los ciudadanos sobre qué es la UEO y qué ventajas y desventajas tendría para este país el incorporarse a ella.La UEO fue creada en 1948, pero su protocolo adicional se firmó en París en 1954. En su tratado se contempla que los Estados firmantes se brindarán Ayuda mutua militar en caso de ataque armado. Su función principal, sin embargo, ha sido controlar el rearme alemán impidiendo que el Gobierno de Bonn ordenase la fabricación de armas químico- bacteriológicas, atómicas y algunos tipos de armamentos con un alcance superior a 32 kilómetros o aquellos considerados estratégicos. Durante 30 años, la UEO no ha tenido mayor relevancia, y mucho menos desde que en 1950 se integró como institución autónoma de la OTAN.
En octubre pasado, cuatro días después de la propuesta González, los países miembros: Francia, Reino Unido, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Italia y la República Federal de Alemania (RFA), decidieron relanzar la organización con una serie de objetivos que incluyen que Europa occidental tenga un papel más relevante en las crisis mundiales, que se fortalezca la contribución europea en la Alianza Atlántica y, contradictoriamente, como es debido cuando se aceptan las reglas de la disuasión, trabajar por el desarme y el control de armamentos al mismo tiempo que se intentará aumentar la cooperación europea para fabricar armas. Pero otra decisión importante que se aprobó en la reunión de Roma fue que se abandonara la limitación impuesta a la RFA para fabricar determinadas armas.
A partir de 1980, el Gobierno francés había abogado por revitalizar la UEO, tanto en su posible función de organismo coordinador para la cofabricación de armamentos como para que se liberara a Bonn de trabas. La periodista Diana Johnstone reveló en la revista norteamericana In These Times (12 de diciembre de 1984) que la RFA tiene el conocimiento tecnológico necesario para fabricar misiles de crucero y que, además, hasta ahora eran montados y vendidos a algunos países africanos.
Por otra parte, los verdes y una parte del Partido Socialdemócrata Alemán estiman que al levantarse las trabas a la UEO, la RFA se dotará con armas que incorporan las llamadas tecnologías emergentes. Estas armas son las que se utilizarán para la nueva estrategia ofensiva de la OTAN orientada a dar eventualmente golpes en profundidad (Deep Strike) dentro del campo del Pacto de Varsovia.
Reiteradamente se ha denunciado que esta estrategia, -primero adoptada por el Ejército norteamericano y ahora por la OTAN-denominada Air-Land Battle, es desestabilizadora, dado que acorta el camino entre una guerra convencional supersofisticada y el escalón nuclear, y porque tiene un carácter ofensivo.
En el aspecto de la cofabricación de armamento, las perspectivas de la UEO no parecen ser espectaculares, ni siquiera cuando se deja de lado cualquier consideración moral. En los últimos años, el Ministerio de Defensa español ha firmado acuerdos de coproducción bélica con diversos países europeos, haciendo hincapié en que éstos permitirán obtener como contrapartida el acceso a nueva tecnología y facilidades para la exportación.
Conviene recordar que numerosos estudios demuestran que la tecnología bélica tiene muchas menos aplicaciones en la industria civil de lo que sé puede afirmar de manera propagandista.
Elimina puestos de trabajo
Asimismo, que la industria bélica utiliza un tipo de tecnología que elimina, más que crea, puestos de trabajo. Por último, como lo demostró Vicenç Fisas en EL PAIS (29 y 30 de diciembre de 1984), el rearme español no va a beneficiar a la industria de este país, al tiempo que el nivel de dependencia hacia el exterior en cuestiones de defensa va en aumento.
A lo anterior hay que añadir que los procesos de coproducción han resultado ser un laberinto que termina provocando que los productos finales -las armas- sean más caros debido a que deben incorporar todas las características y peculiaridades que exigen las diferentes ramas de las fuerzas armadas de cada país que participa en el proyecto.
Mary Kaldor, de la universidad de Sussex y miembro de la Comisión de Defensa del Partido Laborista británico, demuestra en sus libros The baroque arsenal y The desintegrating West que la colaboración internacional bélica incrementa el costo de los sistemas armamentísticos individuales y agudiza el proceso de crisis de la industria militar. Mientras la exportación de armas ha demostrado no ser, pese al aumento desmesurado del mercado internacional de armamento, la panacea para rentabilizar la industria militar, quienes favorecen el revival de la UEO consideran que sería posible romper el desnivel existente en la relación comercial bélica entre EE UU y Europa occidental.
Principal comprador
Actualmente, el primer país vende 10 veces más equipos militares a Europa del Oeste que viceversa. El ejemplo reciente del Aviocar español y que España haya sido en 1983 el principal comprador de armas norteamericanas en la OTAN es una prueba bastante evidente.
En medios críticos de la UEO. se teme que Estados Unidos esté potenciando la recuperación de esta organización como una vía para que Europa occidental gaste más en armamento y comparta el gasto de defensa con EE UU de una forma más activa, como viene exigiendo Washington desde hace años.
La segunda historia de la UEO no ha hecho más que empezar. Los más europeístas-militaristas -como los social-gaullistas franceses- consideran que la UEO podría dar lugar a un tercer bloque militar entre el Pacto de Varsovia y la OTAN, lo cual, de lograrse, además de fortalecer la hegemonía franco-alemana sobre Europa occidental, no haría más que agudizar hacia el fin del siglo la tensión internacional.
Si se recuerda que para la URSS una de sus grandes preocupaciones es que Alemania no se rearme (ni se unifique), es fácil deducir que la tensión ya se está creando. Otro aspecto importante es que la UEO, al contrario de la Alianza Atlántica, no tiene trabas en su tratado para intervenir militarmente fuera de Europa. Esto abre las puertas al intervencionismo en puntos calientes, como el Golfo Pérsico o África.
Por último, los países miembros de la UEO están participando en el proyecto Superfénix: un reactor rápido francés que podría llegar a utilizarse con fines militares.
Dados estos antecedentes, no parece tan deseable que España pida el ingreso en la UEO. Más adecuado sería estudiar proyectos de defensa que no supongan un derroche económico y una mayor dependencia, y participar en iniciativas internacionales en favor de una Europa neutral fuera de la política de bloques.
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