Mephisto

Una de las personas que más sabe sobre los porqués que aconsejan no sólo continuar en la OTAN sino incluso llegar a las últimas consecuencias, es decir, cobijar toda la artillería de destrucción que haya que cobijar, es Luis Solana. Pudo parecer un lujo que uno de los dirigentes más estables del PSOE fuera sólo nombrado presidente de la Telefónica, pero a la vista del papel ideológico asumido por Luis Solana y la función de puente de plata tecnológico hacia USA que cumple Telefónica, el nombramiento trasluce toda su secreta importancia.Solana sabe que el reaganismo ha permitido que el Pentágono gravite más que nunca sobre la economía comercial exterior norteamericana y condicione planes de asistencia o de colaboración a la supeditación estratégica de las soberanías nacionales a la supersoberanía de los intereses de Estados Unidos. Solana es un dirigente con prisa que quiere ofrecer cuanto antes pruebas factuales de que abdicar de prejuicios políticos y morales en relación con un falso e inútil sentido de la independencia nacional nos va a reportar el beneficio del amparo americano. Solana, y probablemente buena parte del Gobierno y de la JUJEM, tiene su ritmo, y los intereses norteamericanos el suyo. Los éxitos en esa relación comercial y tecnológica podrían ser vendidos al pueblo español para que se decante en el referéndum por el atlantismo, pero los norteamericanos quieren primero pruebas de las buenas intenciones de tan apasionados aliados.

El señor Solana se apuntó el tanto de la instalación de ATT en España, acuerdo que ahora está poniendo en cuestión el Pentágono, porque los altos mandos del poder militar USA no se casan a priori con nadie y para ellos Solana y lo que cuelga son pequeños eslabones en una trama que comprende el mundo entero. Solana acusa al Ministerio de Asuntos Exteriores de no ayudarle en sus esfuerzos para que los norteamericanos nos cedan la tecnología que les sobra o que les complementa. Convendría que el señor Solana se hiciera pasar en privado una versión de Mephisto. O tal vez sería interesante que ocho o nueve la vieran y que el señor Solana hiciera la lista de asistentes.