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El pacto PNV-PSOE

El acuerdo entre el Gobierno vasco y el grupo parlamentario socialista en la Cámara vasca, que se hizo ayer público, es una amplia declaración de principios que no responde a lo que algunas voces interesadas intentaban vender maliciosamente como una claudicación. Este acuerdo es el final de un largo proceso de negociación que comenzó con la presidencia de Garaikoetxea y ha concluido ahora con el lendakari en funciones.La pregunta que se hace el hombre de la calle es quién ha cedido más o quién es el que más ha ganado en este pacto. Un político comentaba, con razón, que la respuesta habrá que verla dentro de tres años, y que serán los propios firmantes quienes, a partir de ahora, deben sacar todas las ventajas posibles de este acuerdo.

Desde una perspectiva nacionalista hay algo, sin embargo, que nadie debe olvidar. A partir de ahora se ha roto definitivamente la incertidumbre del empate a 32 en la Cámara vasca, manteniéndose un Gobierno monocolor nacionalista. Ésta es una victoria del Gobierno vasco.

El acuerdo, además, posibilita una nueva dinámica del Estatuto. Como consecuencia, va a existir un clima de sosiego y serenidad -sin olvidar lógicas polémicas puntuales-, que es lo que desea la ciudadanía.

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Un último punto de reflexión. Los firmantes son el Gobierno vasco y el Grupo Parlamentario Socialista. El PNV no ha renunciado a ninguno de sus principios. No va a haber intromisión de uno en el terreno del otro. Cada uno tendrá que asumir sus propias responsabilidades, sin que esto quiera decir que se tengan que enfrentar. Es bueno que cada uno ejerza su propio rol.

La historia de Euskadi comenzó ayer una nueva página.

20 de enero

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