El frío y la pobreza
El terrible frío de estos días me hace pensar en las personas que han muerto a causa de él, en quienes más crudamente lo padecen por faltarles los medios elementales de una vida decorosa y digna: un techo, un plato de comida caliente, un pedazo de pan. Pienso también con tristeza en esta absurda sociedad que entre todos hacemos, cada día más retorcida y sofisticada, pero cada vez más privada de sentido por carecer de esas cosas que hacen vivir a los hombres con un mínimo de alegría. Una sociedad de vagabundos y mendigos, de parados crecientes y de gente con hambre. Una sociedad con poca imaginación y coraje para luchar de verdad por el bien de todos, por el bienestar, sobre todo, de los que nunca han estado bien ni probablemente tocarán nunca lo que es un progreso real, una justicia más concreta.Esta sociedad somos todos, gobernantes y gobernados, unidos en parecida mediocridad de actitudes y de respuestas. ¿No es posible ofrecer locales públicos a la gente aterida de frío en estos días especialmente inclementes? ¿No podemos preguntarnos todos qué hacer para aliviar tanta miseria como nos rodea?- Santiago S. Torrado.
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