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Nueva fase de la crisis bancaria

El Hispano podría no repartir dividendos en los próximos años

El Banco Hispano Americano podría no repartir dividendos en los próximos ejercicios, ya que tendrá que hacer frente a sus obligaciones en el proceso de reflotamiento del Urquijo-Unión (primer banco industrial del país, formado por la fusión del Urquijo y de Bankunión). Sin embargo, el Banco de España podría dulcificar sus recomendaciones si la entidad -con nuevo presidente- se ajustase estrictamente a lo que se negocia estos días respecto a ayudas financieras y autorizara un reparto simbólico de dividendo con cargo a reservas. Desde hace cinco ejercicios, el Hispano ha venido destinando cantidades escasas, aunque dentro de la normativa legal, a provisiones para fallidos del propio banco y a reservas voluntarias.

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El Hispano, que adquirió Bankunión en 1982 y Banco Urquijo en 1983, pidió la revisión de las ayudas concedidas por el Banco de España para el reflotamiento del Urquijo-Unión en base a modificaciones profundas en las condiciones generales del mercado y a las nuevas pérdidas observadas en sociedades participadas del Urquijo y en operaciones de crédito exterior de este banco. Como contrapartida a estas peticiones, el Hispano aceptó no repartir dividendo con cargo al resultado de 1984, decisión que justificó en los problemas financieros del Urquijo-Unión, entidad resultante de los dos bancos en crisis adquiridos.No obstante, en los medios financieros se ha señalado con creciente intensidad que tal medida no se debía exclusivamente a los problemas de los dos bancos absorbidos, sino que era producto de la propia situación del Banco Hispano que, durante los últimos ejercicios, había mostrado su falta de capacidad para salir de la situación.

El hasta ahora presidente del Hispano, Alejandro Albert, dirigió el pasado 4 de enero una carta a los accionistas en la que pretendía explicar las causas que habían llevado a la supresión del dividendo y hacía pública una previsión de la cuenta de reultados de la entidad matriz.

De dicha cuenta de resultados, realizada sobre los datos reales de los 10 primeros meses de 1984 proyectados al conjunto del año, se deduce una disminución en valores absolutos de los resultados antes de saneamientos en relación al año anterior, lo que significaba una clara desaceleración de la actividad del propio banco matriz, independientemente de los resultados del Urquijo-Unión.

El Banco Hispano Americano ha destinado en los cinco ejercicios anteriores al cerrado ahora un total de 37.000 millones de pesetas a provisiones para morosos y fallidos de su actividad bancaria, mientras que el resto de los grandes bancos nacionales hicieron provisiones mucho más elevadas tanto en valores absolutos como en relación a su cartera de créditos.

Dotaciones insuficientes

El mantenimiento de una política de reparto de dividendos en ejercicios anteriores habría forzado a realizar dotaciones menores de las que eran aconsejables, aunque siempre cumpliendo las circulares del Banco de España. Para el ejercicio cerrado el pasado mes de diciembre, y del que se tienen sólo los datos adelantados por el presidente de la entidad, el excedente generado habrá sido algo superior a los 25.000 millones de pesetas. En años anteriores, el Hispano había destinado algo más de la mitad de este excedente a amortizaciones y dotaciones a saneamientos. El 40% restante se repartía, a partes iguales, a dividendo y reservas después del pago de impuestos.

La idea inicial para 1984 era repetir la distribución de este excedente, volcándose algo más en provisiones pero manteniendo el dividendo. La inspección del Banco de España en el Hispano y la petición de nuevas ayudas para el Urquijo-Unión provocó una toma de posición estricta por parte de la autoridad monetaria para exigir un ajuste para el grupo, que incluía no repartir dividendos a los accionistas hasta que no se saneara la entidad.

Esto, que se ha querido interpretar en un primer momento como una disposición transitoria de un año -el pasado-, se va imponiendo cada vez más como algo que durará al menos un par de ejercicios, período necesario para realizar un aporte sustancial al saneamiento y no depender exclusivamente de las ayudas que reciba oficialmente.

La supresión del dividendo para ejercicios futuros, en caso de darse finalmente, vendría exígida no sólo por el reflotamiento del Urquijo-Unión, sino por la necesidad de reforzar la propia situación financiera del Hispano. Medios financieros señalan que éste tiene el menor nivel de coeficiente de garantía entre los grandes bancos y que se podría quedar bastante por debajo, de lo que se exija en 1985, cuando entre en vigor la nueva definición del coeficiente de garantía que relaciona los recursos propios del grupo -capital y reservas- con el volumen de activos que puede mantener en cartera.

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