El receptor del corazón artificial no sobrevivirá más de cinco años
William Schroeder, el segundo receptor de un corazón artificial, tiene un plazo limitado de vida que no sobrepasará los cinco años, señaló ayer en una videoconferencia de prensa por satélite Robert Jarvik, el diseñador y constructor del corazón artificial implantado. Por su parte, el cirujano que realizó la operación, William DeVries, no quiso pronunciarse sobre el posible plazo de supervivencia del paciente, que recibió el corazón el pasado 25 de noviembre, y señaló que la preocupación actual del equipo es conseguir para él una calidad de vida que justifique su existencia durante el tiempo, que viva.Jarvik, desde Salt Lake City, y DeVries, desde Louisville, contestaron a las preguntas de periodigtas situados en Madrid, Bonn, Tel Aviv, La Haya, Bruselas y París, en una de las periódicas conferencias de prensa que comenzó a organizar en noviembre de 1984 el Servicio Cultural e Informativo de Estados Unidos.
La supervivencia máxima de Schroeder está fijada por el plazo previsto de funcionamiento del corazón artificial. DeVries recalcó el carácter experimental de la operación, y señaló que la muerte de Schroeder se deberá al mal funcionamiento o la rotura del órgano artificial. Sin embargo, DeVries y Jarvik se mostraron seguros de la importancia de esta línea de investigación.
Ayer, comentó DeVries, Schroeder continuaba su programa de ejercicios físicos, mejoraba de las consecuencias de la embolia que sufrió poco después de la implantación por causas todavía no conocidas y está previsto que pase pronto a su domicilio, donde se están efectuando las reformas necesarias para garantizar el funcionamiento de la bomba externa que mueve el corazón. Sobre la presión ejercida por los medios de comunicación en este tema, DeVries comentó que es muy grande pero que hay que tomarla con calma. En el caso de Schroeder, señaló, se trata de una persona que no tiene inconveniente alguno en aparecer en televisión, aunque desde que sufrió el ataque cerebral, debido a las dificultades que ha tenido en el habla, ha preferido no hacerlo.
Tanto DeVries como Jarvik -que en la actualidad preside una compañía comercial que, además de fabricar el corazón artificial, investiga con un oído artificial- se mostraron ante las cámaras muy compenetrados y con facilidad para hablar en público. Rechazaron las críticas de comercialización de estas operaciones y subrayaron que se pueden salvar vidas.
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