El Periódico

El séptimo congreso de Convergencia Democrática de Catalunya (CDC) ha terminado como era fácil de aventurar: sin el más mínimo asomo de sorpresa. El partido que gobierna en Catalunya está viviendo todavía en plena luna de miel, después de su asombroso -por apabullante- éxito electoral de abril de 1984. Ni siquiera los rumoreados roces que existen entre Trias Fargas y Roca Junyent -según de cuando en cuando recogen algunos diarios- contribuyen a darle algo de picante a la dinámica política de CDC.Es lógico que pase lo que pasa en el partido de Pujol, porque todas las formaciones políticas que cosechan éxitos electorales no atraviesan ningún tipo de crisis.

LA crisis suele llegar cuando los votantes les vuelven la espalda ante las armas. Reciente está el congrso del PArtido Socialista Obrero Español (PSOE), que se clausuró sin que nadie se atreviera de verdad a hacer sonar la traca de la oposición a la intergración española en la OTAN. Felipe González sabía muy bien que a la hora de la verdad el único argumento válido por inobjetable era haber alcanzado el poder de la manera que se logró en octubre de 1982.

Jordi Pujoltambién lo sabe, y por eso en este preciso momento su partido respalda con abrumadora unanimidad todo lo que él puieda proponer. Pujol, que ha sabido atar y bien atar una organización que nació tan sólo hace diez años, ha pedido en este congreso el apoyo total al proyecto reformista de Miquel Roca. Y la petición ha llegado formulada como tanto gusta en Madrid que se hable de estas cosas: mostrando un notable interes por España. (...)

, 14 de enero