500.000 visitantes en la exposición del patrimonio cultural chino en Zagreb
La capital croata, Zagreb, se ha quedado un poco vacía al desaparecer de la plaza de los Jesuitas las interminables colas que durante 125 días asediaron la mayor exposición del patrimonio cultural chino que jamás visitó Europa. Unos 500.000 yugoslavos y extranjeros, austriacos e italianos en su mayoría, han visitado la muestra. El propio presidente de la República Popular China, Li Xiannian, la había inaugurado el 2 de septiembre pasado y exigió de las autoridades medidas de seguridad nunca aplicadas hasta la fecha en este país balcánico.
Fuentes yugoslavas aseguraron que de la anterior exposición de Venecia los organizadores chinos salieron espantados ante el daño que sufrieron algunas piezas valiosas. La exposición china de Venecia regresó en avión a Pekín, en vez de haberse quedado en Zagreb, ciudad situada a tres horas en coche de Venecia. Volvería dos años más tarde, enriquecida con piezas no expuestas en Italia.
Lejos ya la saña de la revolución cultural contra exponentes artísticos considerados estériles y algunas épocas, los razonables sucesores del gran timonel han puesto en marcha una política cultural adecuada cara al extranjero y al interior del país. A título de ejemplo, el primer museo chino se abrió en el año 1905 y hace 36 años no había en esas 20 Españas que territorialmente es China más que 21 museos de arte, mientras que sólo durante el año 1983 se inauguraron otros 58.
Las generaciones que terminan una convulsiva etapa revolucionaria o contrarrevolucionaria, repleta de anatemas y tabúes culturales, emprenden el redescubrimiento de su pasado. A juzgar por la exposición de Zagreb, la nueva China tiene para rato. Ya dispone de un cuerpo de expertos capaz de explicar milenios, lejos atrás los tiempos en que eruditos de Londres o Berlín les explicaban China a los chinos.
Servicio de asesoría
Al margen de la exposición yugoslava, los especialistas chinos que la acompañaron montaron un servicio de asesoría por el que desfilaron 2.000 yugoslavos e instituciones, deseosos de saber si sus objetos de arte, supuestamente chinos, eran o no auténticos. Los dos tercios resultaron serio.Desde el hacha neolítica del octavo milenio antes de nuestra era hasta las estatuas de cerámica de la dinastía Tang, años 618-907 de nuestra era, reproduciendo monos y cerdos antropoideos, muchos yugoslavos han elogiado la dimensión histórica y arqueológica de la muestra, soslayando los aspectos artísticos. "Habría que vivir esta exposición con menos datos, porque si no se convierte en demasiado irreal", comentó un crítico yugoslavo.
Hay piezas impresionantes, como la indumentaria funeraria imperial de jade, en la que se enterraba a nobles y dignatarios de la dinastía Han (206 antes de Cristo). La expuesta pertenece a los restos mortales de la princesa Dou Wan, de la dinastía Han occidental. Mide 1,72 metros de altura y está compuesta de 2.160 piezas de jade, unidas por medio de 700 gramos de hilo de oro.
Babelia
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