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Reagan utiliza el acuerdo de Ginebra para que se apruebe su presupuesto de defensa

Francisco G. Basterra

El compromiso de negociar con los soviéticos la reducción de todo tipo de armas nucleares, adoptado en Ginebra esta semana, va a ser utilizado por la Administración Reagan como un instrumento de presión sobre el Congreso para que éste apruebe la financiación de un presupuesto de defensa para el año fiscal de 1986 de 277.000 millones de dólares (más de 38,5 billones de pesetas). Esto impedirá que la Administración consiga alcanzar sus objetivos de reducción del déficit público, que alcanza la monumental cantidad de 200.000 millones de dólares.

Nada más regresar de Ginebra, y aprovechando el momento psicológico de optimismo que se vive en Washington por el reinicio del diálogo con Moscú, el secretario de Estado, George Shultz, ha pedido al Congreso que continúe financiando el programa del misil MX, un mastodóntico cohete con 10 cabezas nucleares, y los 26.000 millones de dólares que necesita el programa de investigación de la guerra de las galaxias.

Para Shultz, el progreso en las futuras negociaciones, que podrían iniciarse en Ginebra en marzo, depende de que la URSS continúe viendo a EE UU como un poder decidido a dialogar desde posiciones de fuerza. El presidente Reagan estima, por su parte, que cualquier reducción en los gastos de defensa sería vista ahora por el Kremlin como un signo de debilidad.

En su conferencia de prensa del jueves, el presidente explicó que los gastos de defensa no pueden ser completamente decididos a nivel nacional, sino que vienen determinados por factores de política exterior. "Es imposible", dijo, "prever el gasto para un período de tres años" .¿Qué ocurriría", se preguntó, "si algún acontecimiento al otro lado del océano nos obligara a hacer algo respecto a nuestra seguridad nacional que ni siquiera podemos contemplar ahora?".

Cualquier modificación de los programas de defensa, afirmó Shultz en el Congreso, debe ser un resultado de las negociaciones, no algo logrado antes de iniciarlas. "Lógicamente, si los soviéticos pueden conseguir lo que quieren de nosotros sin dar nada a cambio, estarán encantados", dijo el secretario de Estado.

En marzo, los congresistas tendrán que votar si desbloquean 1.500 millones de dólares, que permitirían continuar la construcción de 21 misiles MX de los 100 que el Pentágono quiere desplegar antes de 1990. El MX, pieza clave del programa de rearme de Reagan, tenía hasta ahora escasas posibilidades de superar la batalla legislativa.

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El MX es un arma de gran tamaño y más de 90 toneladas, que debe ser instalada en silos y que ofrecería un blanco fácil para un ataque soviético. Sectores importantes del Congreso estiman que los fondos dedicados a este supermisil estarían mejor empleados en el desarrollo de pequeños cohetes móviles Midgetman. La batalla legislativa prevista esta primavera sobre el MX puede ahora ser aplazada debido al inicio de las negociaciones con los soviéticos, en el caso de que la Administración no logre persuadir a los parlamentarios de la necesidad de aprobar los fondos por motivos de seguridad nacional.

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