La violencia indiscriminada, una constante fascista
El terrorismo de extrema derecha ha mostrado una singular predilección por las acciones sangrientas de carácter más cuantitativo que cualitativo. Precisamente por perseguir esta violencia indiscriminada, los atentados ferroviarios han ido ineluctablemente unidos al historial negro.
Precisamente, hace 10 años, en agosto de 1974, en este mismo túnel Directísimo explotó una bomba de relojería a bordo del tren Itálicus, que causó 12 muertos y produjo heridas a cientos de personas. El atentado fue reivindicado por la organización fascista Orden Negro. En aquella ocasión la explosión se produjo cuando el tren estaba saliendo del túnel, lo que impidió que el saldo de víctimas fuera mayor. En mayo de ese año una bomba estalló en la plaza de la Logia de Brescia durante una manifestación sindical provocando nueve muertos y 100 heridos. Orden Nuevo reivindicó el atentado.
Seis años después, en 1980, 85 personas perecieron como consecuencia del estallido de un potentísimo explosivo en la estación de Bolonia. Ésta, principal nudo ferroviario del norte de Italia, en buena parte quedó destruida por la poderosa explosión, producida por el mismo tipo de explosivo que la bomba contra El Papus en 1978 que costó la vida al conserje de la revista. Un muro de la estación de Bolonia de 50 metros de longitud se desplomó a raíz de la explosión sepultando por completo la estación y afectando a un tren. El primer ministro Francesco Cossiga manifestó entonces que la "horrible tragedia de Bolonia ha sido obra de neofascistas por su aberrante lógica de exterminio".
La denominada estrategia de la tensión había comenzado el 12 de diciembre de 1969 en la tristemente famosa Piazza Fontana, al estallar una bomba en el Banco de Agricultura de Milán, murieron 14 personas y otras 100 resultaron heridas, en su mayoría de origen campesino. El mismo día otras dos explosiones en el centro de Roma causaron 18 heridos graves. Pietro Musumecci, destacado responsable de los servicios secretos, se encuentra hoy en la cárcel acusado de desviar las investigaciones hacia la extrema izquierda de la tragedia de Bolonia e incluso de haber urdido el descubrimiento de una bomba en un tren de Catanzaro con este fin.
En marzo de 1975 un incendio provocado en el hotel Excelsior de Santa María Maggiore causó 17 muertos y 40 heridos.
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