Benet y Caro Baroja
Refiriéndose al rechazo de Caro Baroja para la Real Academia Española., mi colega (de profesión, que no literario) Juan Benet sentencia en este diario: "Y, para mayor vergüenza, ha sido cotejado con un hombre sin ninguna clase de prestigio". (Se refiere a J. L. Castillo Puche.) Dios libre a Caro Baroja de tales aduladores.Yo, que también siento una gran indignación por ese rechazo, y la más profunda admiración por la persona y obra de don Julio (junto a Aranguren y el fallecido Aleixandre, para mí, los tres más altos ejemplos de lucidez y honestidad intelectual y moral de nuestra época), no puedo por menor de avergonzarme -yo también- de una afirmación como aquélla. No tengo ningún sentimiento especial, ni a favor ni en contra, hacia Castillo Puche, quien, por cierto, elegantemente ha reconocido lo inapropiado de competir con el antropólogo. Tampoco yo siento ninguna simpatía por esos señores de la Academia que, por el sistema de cooptación, tan escasamente democrático, siguen manifestándose cada vez más esclerotizados (ya alguien ha comentado el engendro del nuevo Diccionario de la Lengua, después de 14 años, creo, de gestación).
Pero aunque estoy de acuerdo con el fondo del artículo, no puedo estarlo con la forma, casi soez, en que está escrito. Más bien parece la diatriba nacida de un profundo resentimiento, disfrazada de admiración por un hombre al que está lejos de alcanzar en su espléndida trayectoria.
Y ya quisiera expresar también (debellare superbos, puesto que una persona que se permite tales descalificaciones no merece mayores cortesías) mi escasa estimación hacia este pedante y plúmbeo escritor del que pienso que -el sí- goza de inmerecido prestigio, al que quizá ha contribuido, y no poco, el papanatismo ambiental hacia su condición de ingenieronovelista, de la que él, siempre, como buen oportunista, no ha perdido ocasión de envanecerse y aprovecharse para hablar ex cathedra.-
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