Homenaje a Martín Recuerda en Almuñécar con "los mejores exponentes del teatro"

El Ayuntamiento de Almuñécar (Granada) ha organizado el I Encuentro de Teatro José Martín Recuerda, con la intención de presentar a "los mejores exponentes del teatro español del momento". Los promotores pretenden rendir homenaje al autor de Las arrecogías... y transformar su ciudad, durante una semana, en lugar de encuentro y confrontación de los diferentes modos actuales de entender e interpretar el hecho teatral no mimético.

La muestra, cuya parte principal se desarrolla esta semana, cuenta con la participación, entre otros grupos, del teatro itinerante La Barraca, de Aranjuez, que representará El retablillo de don Cristóbal y El maleficio de la mariposa, ambas de Federico García Lorca; del grupo Jitanjáfora, de Granada, con el montaje Miguel Hernández, poeta que no cesa; y el colectivo La Jácara, de Sevilla, con Farsas maravillosas, de Alfonso Zurro.En la organización colaboran el Gabinete de Teatro de la universidad, de Granada y el Centro Nacional de Documentación Teatral. Los actos se prolongarán hasta final de mes con la exhibición de vídeos y la programación de distintas exposiciones, coloquios y talleres prácticos, así como con la presencia de algunos de los más importantes nombres propios del teatro actual.

"Se trata de un intento serio de acercar con dignidad el teatro a toda la población, y necesariamente tengo que estar orgulloso de que el certamen, que tendrá carácter anual, lleve mi nombre", ha declarado Martín Recuerda. El escritor prepara en la actualidad una ópera sobre la figura de Cristóbal Colón, por encargo del rector de la universidad de Salamanca, donde el dramaturgo granadino es titular de la cátedra de Teoría y Práctica Teatral.

Precisamente en la capital salmantina el recién creado Teatro Estable Juan del Enzina hará próximamente su presentación con el estreno de Las conversiones, cuyo montaje anterior, a cargo del director Alberto González Vergel, es considerado por el propio autor "completamente fallido".

"Lo malo de este momento", afirma Martín Recuerda, "es que tanto el Gobierno central como los autonómicos, especialmente la Junta de Andalucía, lo están haciendo tan mal en materia de cultura que España me parece cada vez más un enorme agujero en el que resulta prácticamente -imposible introducir auténticas obras de arte. A la histórica desorganización nacional, en donde siguen proliferando y mandando capillitas de estafadores, pícaros y compadres, se unen ahora unos gobernantes que, formados en el franquismo, confunden las autonomías con la libertad de ondear una determinada bandera y se olvidan de que el verdadero cambio tiene que apoyarse en las más profundas raíces de la libertad humana, y esto todavía no ha aparecido por ninguna parte".

El desencanto de Martín Recuerda con el Gobierno andaluz tiene como antecedente la falta de respuesta dada por la Consejería de Cultura al director escénico gaditano Luis Balaguer, en su petición de ayuda para el montaje y representación de la obra El Cristo, prohibida en. su día por la censura franquista y todavía sin estrenar en España al nivel profesional, a pesar de diferentes intentos realizados anteriormente por José Luis Alonso, José Tamayo y otros directores y empresarios teatrales.

El montaje de Balaguer contaría con el veterano y popular actor Luis Prendes, como protagonista, y recorrería, según el proyecto presentado a la Junta de Andalucía, las principales ciudades de la región, preferentemente aquellas en donde pudieran usarse como escenario iglesias monumentales cerradas al culto.

"Descubrir el pastel"

"Parece mentira el calvario que esta obra mía de El Cristo está pasando para poder ser vista en nuestro país, y no es ningún juego fácil de palabras", manifiesta el autor granadino, quien recuerda que en Italia -"donde de católicos no tienen absolutamente nada que envidiarnos"- no sólo se tradujo y se estrenó sin problemas, sino que ya se ha pasado varias veces por las pantallas de la RAI."A fin de cuentas", sentencia el dramaturgo, "la obra lo que hace es poner de manifiesto el negocio que se está haciendo con un pueblo a través de la Iglesia, y aunque eso podría molestar muchísimo a la propia Iglesia, el pueblo yo creo que terminaría agradeciendo que se le descubriese el pastel que otros se comen a costa suya".