'El Mesías' sin retórica de Jesús López Cobos

Orquesta y Coro Nacionales deEspaña.

El Mesías, de Haendel. Solistas: Lynda Russell, Sarah Walker, Neil Jenkins y Malcolm King. Director: Jesús López Cobos.

Teatro Real. Madrid, 14, 15 y 16 de diciembre.

El último concierto dirigido este año por Jesús López Cobos a la Orquesta y Coros Nacionales estuvo dedicado a El Mesías, de Haendel, y a la memoria de Lola Rodríguez Aragón, fundadora del coro y de la escuela de canto en que nació. Que uno y otra prosigan su tarea con normalidad y brillantez me parece el mejor y más eficaz tributo a la persona y a la pasión con que vivió su obra.

Desdeñando cualquier tentación espectacular, López Cobos nos ha dado una versión de El Mesías ceñida a sus más puros valores musicales y realizada con una formación análoga a la que tuvo Haendel en Dublín cuando el estreno de la obra, el año 1742: treinta y tantos instrumentistas y una cincuentena de voces.

Otro acierto del director de la Orquesta Nacional de España (ONE): el análisis de El Mesías en su gran valor unitario, atendiendo a la arquitectura general en tres partes y a todos los elementos que fortalecen la cohesión interna como son las constantes referencias y transformaciones de elementos temáticos, originales o procedentes de alguna coral, o el juego de representaciones simbólicas, mucho más rico en El Mesías que los conatos descriptivos.

La viabilidad de un Mesía triunfante y poderoso, viene de mostrada desde 1784, un cuarto de siglo después de la muerte de Haendel, con la interpretación del oratorio en la abadía de Westminster por 550 ejecutantes. Me parece, sin embargo, mucho más honda y auténtica la línea de renuncia seguida por López Cobos.

La exposición gana en claridad, la continuidad se torna más flexible, la expresividad, depurada de exceso dramático, y la textura, limpia de abultamiento sonoro. Con ello cobra evidencia el pensamiento humanístico de Haendel, que no parece buscar en El Mesías soluciones teatrales.

Asume más bien las evoluciones y transformaciones históricas (las mutaciones de la polifonía, el denominado estilo nuevo y el concitato) para resolverlas en una unidad estilística tan amplia y libre como para albergar los gustos decorativistas o el juego de contradicciones característico de lo barroco.

No es equivocado suponer que muchos oyentes se habrían dejado ganar por acentos de una espectacularidad a la que renunció, con altura de miras, Jesús López Cobos en su intrínseca valoración poético-religiosa de unos pentagramas fuertemente adheridos al texto. Lo que otorga especial mérito a la versión escuchada, si certera en el enfoque, cuidadísima en la realización.

Si no extraordinarios -salvo la contralto Sarah Walker-, los componentes del cuarteto solista cuentan entre los buenos intérpretes de oratorio y ópera pertenecientes a la gran escuela británica.

Con la citada contralto actuaron la soprano Linda Jenkins y el bajo Malcolm King.

El éxito fue grande y las ovaciones unánimes.