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Las autoridades monetarias purgan el Consejo de Administración del Continental Illinois

Francisco G. Basterra

Las autoridades monetarias del Gobierno federal han tomado la insólita decisión de forzar la dimisión de 10 de los 16 miembros del Consejo de Administración del Continental Illinois, sexto banco del país, que el pasado verano tuvo que ser salvado de la quiebra con una inyección de 4.500 millones de dólares de fondos públicos. La purga efectuada por el Federal Deposit Insurance Company (FDIC), organismo similar al Fondo de Garantía de Depósitos español, es una llamada de atención a todos los banqueros para que extremen el rigor en la asunción de riesgos.

Hace dos semanas, los organismos federales de control obligaron a dos de los principales bancos de Estados Unidos, el Bankamerica, de San Francisco, y el First Chicago, a aumentar sus recursos propios para asegurar sus créditos dudosos y afrontar los posibles riesgos de fallidos. Ambas instituciones están pensando en vender los edificios que albergan sus respectivas sedes como única posibilidad de aumentar sus recursos, ya que tras el toque de atención de las autoridades no conseguirán dinero en el mercado de capitales.La política de desregulación y liberalización del mercado financiero iniciada por Ronald Reagan en su primer mandato ha cogido desprevenidos a muchos bancos, acostumbrados a operar en un mercado legislativamente muy protegido. Instituciones no bancarias, corno, por ejemplo, la cadena de grandes almacenes Sears, que cuenta con 21 millones de clientes con tarjetas de crédito propias, han entrado a saco en el negocio financiero, ofreciendo junto a los puestos de venta de calcetines servicios parecidos a los de los bancos. La desregulación permite la existencia de los llamados bancos que no son bancos, que tienen autorización para captar pasivo y prestar otros servicios financieros, pero que no pueden hacer préstamos comerciales.

Los bancos norteamericanos tienen prestados 350.000 millones de dólares a Gobiernos y compañías extranjeras, con una concentración de estos créditos en los nueve grandes de la banca. Sólo México, Brasil y Argentina deben 59.000 millones de dólares a la banca estadounidense.

Creciente intervencionismo

Cuando el pasado verano el FDIC rescató de la quiebra al Continental Illinois, que tenía una cartera de créditos peligrosos de 3.000 millones de dólares, se reservó la posibilidad de proceder a cambios en el consejo de administración, ya que entendía que el banco, prácticamente quebrado, debía comenzar con nuevos dirigentes. El fondo de garantía de depósitos norteamericano garantiza en cualquier quiebra que los acreedores cobren hasta 100.000 dólares de sus depósitos, cantidad que fue incluso superior en el caso del Continental.La intervención de las autoridades federales en el negocio bancario, que en este país es la excepción y ni de lejos tiene que ver con la política de control que pueda ejercer el Banco de España, es cada vez mayor. Los funcionarios del Gobierno han puesto a más de 800 de los 15.000 bancos norteamericanos en su lista problemática, que se mantiene en secreto para evitar alarmar al público, según la revista Time. La oficina del controlador federal de la Moneda está examinando los libros de los grandes bancos dos y tres veces al año, en vez de una sola, como lo hacía hasta ahora.

Abundan las quiebras de bancos

Aunque la historia de Estados Unidos es pródiga en quiebras bancarias -tras martes negro de 1929 en la Bolsa de Nueva York quebraron 9.000 bancos-, la actual situación inquieta a las autoridades monetarias. Este año han quebrado ya 71 bancos, frente a 48 en 1983 y sólo 10 en 1981. Sin embargo, en una sociedad como la estadounidense, donde la libre empresa es el motor del sistema, la muerte de una compañía no tiene necesariamente la misma connotación catastrófica que pueda tener en Europa.Un 36% de los americanos que respondió a un sondeo realizado por la revista American Banker este verano, afirmó que su confianza en la banca había disminuido. Sólo un 51 % de los ciudadanos tenía una gran fe en los banqueros el año pasado, frente a un 60% en 1979, según el último sondeo que realizó Gallup sobre el tema.

Todas estas noticias han justificado que Time, el semanario más influyente de Estados Unidos, dedicara la portada de la última semana al tema bajo el siguiente título: Los bancos americanos, inundados de problemas. "Creo que el factor de confianza es el principal problema al que nos enfrentamos. No lo hemos perdido completamente, pero está seriamente erosionado", declaró a la revista el presidente del Manufacturers Hannover de Nueva York, John McGillicuddy.

La desregulación ha provocado una competencia salvaje entre los bancos que sólo permitirá la supervivencia de los más imaginativos. La auditoría Arthur Andersen ha calculado que a finales de la presente década sólo quedarán en EE UU 9.600 bancos de los 15.000 actuales.

Creciente competencia

Empresas industriales, como la General Electric o la National Steel, están comprando bancos o compañías de seguros para competir con la banca en el mercado financiero de consumo, que ofrece servicios, como cuentas corrientes y préstamos inmobiliarios, que hasta ahora sólo daban los bancos. Éstos, sin embargo, tienen posibilidad de responder y competir con la desregulación y han puesto en práctica nuevos servicios, como, por ejemplo, la Home Equity Account, que permite a sus clientes librar cheques respaldados por el valor de su vivienda.Banqueros españoles en Nueva York consultados por EL PAÍS señalaron que la banca norteamericana está pagando las consecuencias de la crisis provocada por el Continental Illinois y derivada también de los riesgos que tiene en conjunto en Latinoamérica. Los directores del Banco Exterior, Luis Urquijo, y del Banco de Bilbao, Eduardo Sarriera, opinan, sin embargo, que el proceso de desregulación bancaria seguirá adelante en este país.

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