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La presidencia de la presenta en Dublín una nueva propuesta sobre limitación de los excedentes de vino

, La presión política sobre Italia para que suavice su posición con el fin de conseguir un acuerdo sobre el tema de la producción de vino capaz de desbloquear el proceso negociador para la adhesión de España y Portugal al Mercado Común fue el tema dominante en la primera reunión de trabajo de la cumbre comunitaria, que termina hoy en la capital irlandesa. El primer ministro de Irlanda y presidente de la Comunidad hasta finales de año, doctor Garrett Fitzgerald, sometió a sus colegas un documento de compromiso, redactado tras su visita los pasados jueves y viernes a París y Roma, en un intento de última hora de conseguir un consenso sobre el tema del vino que desbloqueara el proceso de ampliación de la Comunidad.

Los jefes de Gobierno acordaron aceptar como base de discusión el documento de compromiso sometido por la presidencia irlandesa y pasarlo a estudio de los expertos, que lo discutirán por la noche tras la cena oficial. La parte más importante de este documento, prácticamente una copia exacta del sometido en Bruselas al Consejo de Ministros, se refiere a la destilación obligatoria del vino, que será fijada por la Comsión cuando los excedentes superen en cuatro meses su normal utilización o cuando los precios de mercado se reduzcan en un 82% del precio reguladora durante un período representativo.Buscar un compromiso

El volumen que quedará afectado por la destilación obligatoria se dividirá entre las regiones de la Comunidad, en partes proporcionales a los volúmenes de producción que excedan a un nivel específico igual a un porcentaje de la producción media en los últimos tres años vinícolas.

Aceptando las pretensiones italianas, esa distribución de los cupos se realizaría por regiones, pero bajo control nacional, mientras que la reglamentación vinícola se revisaría en 1987. Asimismo, la nueva propuesta aporta primas de destilación al vino de mesa con objeto de evitar la agregación de azúcar al vino. El documento añade que las únicas inversiones autorizadas en el futuro serán aquellas destinadas a mejorar la calidad del vino y no la cantidad.

Un portavoz italiano calificó el documento de "paso importante, pero no definitivo", agregando, sin embargo, que "constituye por primera vez una base aceptable de discusión para Italia". Entretanto, y según informaciones filtradas a la prensa por fuentes de las respectivas delegaciones, el presidente Mitterrand hacía un llamamiento a los italianos en aras de la unidad política para que suavizaran su posición y la Comunidad pudiera cumplirlos acuerdos de junio pasado en Fontainebleau que fijaron la fecha del 1 de enero de 1986 para la entrada de España y Portugal.

Por su parte, el portavoz de la presidencia irlandesa, Peter Prendergast, declaró que "si existiera voluntad política, se alcanzaría un acuerdo, pero se negó a entrar en especulaciones sobre los posibles resultados de la negociación. Sólo manifestó, en una referencia al ambiente de pesimismo que reinaba antes del inicio de la reunión, que en las cumbres "lo que al principio parece un desastre puede convertirse en unas horas en un triunfo".

La Comunidad desea establecer un límite de 100 millones de hectólitros para la producción de os denominados vinos de mesa o vinos sin denominación de origen, límite que sería ampliado en otros 25 millones después de la entrada de España y Portugal. Por su parte, Italia se niega a reducir su producción, principalmente basada en los vinos a granel, por el coste político interno. Los excedentes vitivinícolas le cuestan al Mercado Común actualmente 126.000 millones de pesetas al año.

La reunión dio comienzo a las 16.15 horas de ayer en el Dublin Castle, la antigua fortaleza de los gobernadores británicos de Irlanda, en medio de un despliegue de medidas de seguridad sólo igualado con ocasión de las anteriores visitas del Papa y del presidente Ronald Reagan.

Todos los permisos de las fuerzas de seguridad fueron cancelados mientras que, prácticamente, todos los efectivos de la garda, (policía nacional irlandesa) se concentraban en las cercanías del castillo, y fuerzas del Ejército acordonaban la frontera con el Ulster en el norte de la isla.

Estrictas medidas de seguridad

La principal protagonista de estas espectaculares medidas fue la primera ministra británica Margaret Thatcher. Las autoridades irlandesas no quisieron dejar ningún detalle a la improvisación en su afán de proteger a la jefa del Gobierno británico, que hace dos meses sufrió un atentado por parte del IRA durante la celebración de la conferencia anual del partido conservador en Brighton. Mientras que el presidente François Mitterrand y los primeros ministros de los países comunitarios llegaron al Dublin Castle en automóvil, Margaret Thatcher lo hizo en un helicóptero de la RAF (Fuerza Aérea Británica) escoltado por otros dos helicópteros militares irlandeses. La psicosis de atentado era tal que se habían preparado cuatro residencias para alojar a la primera ministra sin anunciarse en cuál de ellas pasaría la noche.

La reunión comenzó con una discusión sobre las condiciones sociales y económicas de la Comunidad, centrada principalmente en el tema de los trece millones de parados existentes en el Mercado Común. La pregunta latente en la sala de reuniones, y que fue formulada por la señora Thatcher, era simple: ¿por qué Europa es incapaz de generar el empleo que generan los Estados Unidos y Japón? La respuesta no era fácil y la interrogante quedó en el aire. Los jefes de Gobierno se pronunciaron a favor de un desarrollo del mercado interior así como sobre la necesidad de promover la integración tecnológica europea.

La cumbre comunitaria tenía previsto discutir anoche en la cena que el doctor Fitzgerald ofreció a sus colegas europeos una serie de cuestiones políticas internacionales, entre ellas las relaciones este oeste, la situación en Oriente Medio y en centroamérica así como la amenaza del terrorismo.

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