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Ambulancias, un transporte con alarma

La ausencia de legislación provoca irregularidades que paga el Insalud y deficiencias que sufre el enfermo

, Las ambulancias forman un sector pequeño y atomizado, en el que el 70% de las 827 empresas autorizadas por el Ministerio de Transportes cuentan con un máximo de cinco vehículos. La propia Asociación Nacional de Empresarios de Ambulancias (ANEA) reconoce que es un transporte malo e insuficiente, provocado por la ausencia de una rentabilidad minima que permita mejorar las condiciones.

En España, el servicio que prestan las ambulancias está concebido exclusivamente como un transporte, cuando, según los representantes de UGT en el consejo del Instituto Nacional de la Salud (Insalud), "el debate es ya si se trata de una unidad asisfencial, si detrás de la ambulancia hav todo un con la Administración intenta establecer una legislación mínima, y para ello se han iniciado ya conversaciones entre Sanidad, Transportes y los propios empresarios del sector. Sólo en Cataluña, donde las transferencias han dado a la Generalidad las competencias en el campo de la salud, se han reglamentado las condiciones mínimas que deben tener estos vehículos, tanto técnicas como de equipamiento, y se ha introducido la figura del asistente sanitario, además del chófer.

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Son como taxis

Legalmente, una ambulancia es como un taxi, pues para ambos tipos de vehículo se exige idéntica tarjeta de transporte, la VT, que les autoriza a circular en carretera. Lo cual no impide que haya empresas de ambulancias que prestan servicios concertados con el Insalud que carecen incluso de este mínimo requisito. Los propios empresarios denuncian este intrusismo indiscriminado, calificado por ellos como competencia desleal, que ha convertido en irrentable este servicio.Además de no existir la más mínima legislación sobre la naturaleza y las condiciones del servicio, para las ambulancias no están fijadas tarifas. Si se trata de un servicio particular, el precio del transporte está sometido al libre juego de la oferta y la demanda, ley dificilmente aplicable cuando de lo que se trata es de llegar a un centro médico cuanto antes.

En España existen actualmente 2.015 ambulancias autorizadas pero su número real es considerablemente mayor si se contabilizan las empresas piratas, que han proliferado en los últimos tiempos. El Insalud tiene contratados 893 vehículos de este tipo, cuya actividad representa el 80% de la facturación global del sector. El resto se reparte, casi por igual, entre sociedades y servicios a particulares.

Para sus relaciones con ese mundo ululante que marcha sobre ruedas la Administración utiliza la figura jurídica del concierto, donde se recogen las contraprestaciones del pacto, pero no los derechos del paciente. Los conciertos se resuelven por concurso, y para asegurarse la estabilidad del negocio las empresas ofertan a la baja. Así se da la paradoja de que la tarifa máxima que paga el Estado está ahora situada en 30,50 pesetas por kilómetro, mientras para un taxi es de 31 pesetas. La mínima no tiene límite, y así, el pasado año los concesionarios de La Coruña realizaban este servicio por 19,40 pesetas por kilómetro.

Acuciada por el control del gasto, la Administración reconoce que es un precio insuficiente para exigir las garantías óptimas del servicio, por eso se contenta con .un mínimo de míninios", según palabras de un alto responsable del Insalud. Un inspector médico comenta que las denuncias son la parte menor de las irregularidades que se producen, "porque los enfermos no están para eso y, además, no quieren líos". Pero sí asegura, contundente, que muchas de las ambulancias que circulan en nuestro país "son una cochambre". Aunque la Administración se reserva la posibilidad de realizar inspecciones sin previo aviso, se cuentan con los dedos de una mano las que se hacen cada año, y son excepción los casos de conciertos rescindidos o simplemente denunciados.

Los enfermos pagan peaje

Esta penuria de medios, unida a la ausencia de normativa y al escaso control que sobre esta actividad se ejerce, da pie a la picaresca sobre un enfermo mal informado y en situación de no poder elegir. Son frecuentes los casos en que el conductor de la ambulancia plantea al enfermo o al familiar acompañante si prefieren utilizar la autopista o dar el rodeo correspondiente. La elección no tiene duda, pero el enfermo corre con el coste del capricho porque el Insalud no se hace cargo del peaje en un servicio que es de urgencia.Hace 12 días, el secretario general de UGT, Nicolás Redondo, "indignado" por el trato recibido por los mineros heridos en el accidente de Fabero que fueron trasladados a Madrid, dirigió una carta al ministro de Sanidad. En ella se dice que "en determinado punto del trayecto los conductores de las ambulancias se pararon a tomar café, a pesar de la oposición de los familiares de los heridos. Como sabrás, la gravedad de las quemaduras de los heridos es del 40% y 90%, del cuerpo. Otro familiar nos informó que un conductor pretendió que pagase el importe del peaje de la autopista". Posteriormente, UGT pudo comprobar que, al menos en un caso, ese cobro se había realizado.

La tabla del cuatro

Si se habla con los médicos o los enfermos, los ejemplos son más espeluznantes. Existen denuncias por esperas de más de seis horas a un paciente en grave estado que necesitaba ser trasladado con urgencia. A veces, cuando un paciente muere en un hospital, para evitar el papeleo, se concede lo que se llama alta voluntaria, de forma que figure que ha fallecido en el traslado o en el punto de destino. A un médico de La Paz le consta un caso en que el conductor de la ambulancia, consciente de la irregularidad, exigió 20.000 pesetas a los familiares del finado para realizar el transporte.Por principio burocrático, el Insalud no paga el tiempo de demora cuando se trata de un traslado en el que el enfermo, después de la consulta, debe regresar a su punto de origen. A cambio admite que se facturen dos servicios, con lo que ese criterio de ahorro mal entendido le cuesta muy caro al contribuyente. Es un sistema que, según afirman los empresarios, la propia Administración ha fomentado desde 1980. Tampoco es infrecuente que se trasladen dos enfermos en un mismo vehículo -y existen muchas denuncias que dan fe de ello-, cuando el traslado en ambulancia, por prescripción facultativa, se autoriza para enfermos que no pueden realizar el viaje en otro vehículo, por ejemplo, un taxi. De esta forma, un servicio se convierte en cuatro, en una facturación que, teóricamente, puede ser impecable.

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