Los jefes de Estado y de Gobierno de los 'diez' buscan mañana en Dublín una solución para el futuro de la Comunidad
Los jefes de Estado y de Gobierno de los diez discutirán mañana lunes en Dublín la convocatoria de una conferencia intergubernamental especial para relanzar, posiblemente por medio de un nuevo tratado, a una Comunidad Europea paralizada, y reactivar el proceso de la integración europea, llegando a constituir una "verdadera entidad política", sin ignorar los temas de la defensa. Esta es la principal conclusión de un informe interino preparado por el llamado Comité Spaak II, encargado a raíz de la cumbre de Fontainebleau de junio de 1984.
Otro comité ad hoc, paralelo y que también elevará un informe preliminar a la cumbre, ha estado trabajando sobre la Europa de los ciudadanos y de las pequeñas cosas que afectan a su vida diaria.El Comité Spaak II ha estado presidido en estos seis meses por James Dooge, senador irlandés y ex ministro de Asuntos Exteriores. Pero el informe -sobre el que no existe unanimidad- ha sido sobre todo obra del francés Maurice Faure, que en tiempos puso su firma al pie del Tratado de Roma. En todo caso, el informe definitivo no quedará completado hasta la siguiente cumbre, en marzo.
El informe considera que la CEE está paralizada y que para salir de esta crisis necesita un salto cualitativo, a saber, la Unión Europea, convirtiéndose en una " verdadera entidad política" capaz de tomar más decisiones y de una forma más democrática.
No a las dos velocidades
"Objetivo prioritario" es, para el comité, la creación de un auténtico mercado interior en la CEE el desarrollo de nuevas políticas comunitarias, especialmente industriales, para hacer frente al desafio tecnológico de Japón, EE UU y otros países. Para ello la CEE necesitará má recursos financieros. En estas líneas, los sabios coincide con otro informe que presentará en Dublín el que será presidente de la Comisión Europea a partir del 5 de enero, Jacques Delors.
El comité rechaza la idea de una "Europa a dos velocidades", en la que los países favorables a una integración más rápida en algunos campos podrían hacerlo sin el concurso de los demás. Por el contrario, el comité sí acepta la diferenciación en cuestiones económicas y sociales, según la cual un estado miembro podría quedarse durante un tiempo al margen de una política comunitaria.
El informe de los sabios recomienda -como en un texto paralelo hace la Comisión Europea- la mejora del Sistema Monetario Europeo (SME) y un mayor papel para el ECU (unidad de cuenta europea). La Comisión sugiere además otorgar intereses más atractivos a las cuentas en esta divisa. Por su parte, el Comité de Sabios incluso habla de crear un Banco Comunitario con esta unidad como moneda de reserva. La Comisión pide que Francia, Irlanda y Dinamarca desmantelen las restricciones que mantienen a la libertad de circulación de capitales en la CEE y reitera la necesidad de que Gran Bretaña y la libra esterlina entren en el SME.
En cuestión de política exterior se trata de llegar a una diplomacia común, y por ello se recomienda la creación, a estos fines, de un secretariado permanente en Bruselas.La seguridad y la defensa -no presentes en los tratados de la CEE- sí figuran en este informe, en el que se insiste en la "Unión Europea en el marco de la Alianza Atlántica".
En cuanto al funcionamiento de las instituciones de la Comunidad Europea, el comité recomienda -además de su "desburocratizacion"- dar un mayor poder de iniciativa a la Comisión Europea, como también, en su documento separado, lo pide Jacques Delors. Las competencias del Parlamento Europeo se verían ampliadas en cuanto a la iniciativa legislativa y al nombramiento de los integrantes de la Comisión Europea por medio de un voto de investidura. El comité se muestra unánime a la hora de recomendar la necesidad de recortar el número de comisarios a uno por Estado miembro. Los cuatro países grandes de la CEE -RFA, Reino Unido, Francia e Italia- cuentan con dos cada uno -de un total de 14-, y los otros países, con sólo uno.
No al derecho de veto
El comité de sabios recomienda asimismo -y es quizá lo principal- que en las decisiones de los diez en el Consejo de Ministros de la CEE predomine la regla (incluida en el Tratado de Roma), de la mayoría, reservándose los vetos o la necesidad de unanimidad sólo para la instauración de nuevos campos de acción de la Comunidad, nuevas adhesiones o asuntos que realmente afecten a un "interés vital" (a definir) de un Estado miembro.
Maurice Faure se muestra partidario de convocar una conferencia intergubernamental (es decir, no comunitaria) para negociar un proyecto de Tratado de Unión Europea, inspirado sobre el que ha promovido el propio Parlamento Europeo.
De hecho, si para entonces España hubiera firmado -aunque aún no hubiese ingresado- el tratado de adhesión a la CEE, es probable que fuera invitada a participar a esta conferencia. En todo caso, "cuando las negociaciones de adhesión estén mas claras, invitaremos a España a participar en los trabajos de este comité% señaló una fuente próxima a los sabios.
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