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El futuro de los palestinos, en juego

Moscú apuesta por la unidad árabe para contrarrestar a Israel y a EE UU en Oriente Próximo

Pilar Bonet

El intento de sacar partido del fracaso norteamericano en Líbano y lo que podría denominarse síndrome egipcio encuadran una intensa y ambiciosa ofensiva diplomática de la URSS en Oriente Próximo, de la cual dan testimonio las visitas al Kremlin de numerosos líderes árabes. El que algunos de estos dirigentes no se lleven bien entre sí (los sirios con los iraquíes o los yemeníes del Norte con los del Sur) no parece importar demasiado a Moscú que insiste en la unidad árabe como elemento básico para enfrentarse a Washington y a Tel Aviv, obstáculos principales, según la URSS, para la solución del conflicto

Moscú, en su relación con el mundo árabe, tiene un trauma no superado, según explica un experto soviético en política internacional: el fracaso en Egipto. Y es que los soviéticos no han podido comprender aún cómo los enormes esfuerzos materiales y humanos volcados en aquel país desde 1955, en tiempos del presidente Gamal Abdel Nasser, culminaron en tiempos del sucesor de éste, Anuar el Sadat, con la expulsión de los expertos militares y técnicos (1976) y, más tarde, con la del embajador de la URSS (1981)."Egipto fue una experiencia modélica de relación con el Tercer Mundo", señala un experto soviético. Sin embargo, El Cairo acabó decantándose hacia Estados Unidos e Israel y firmó el acuerdo de Camp David y la paz por separado con Tel Aviv. Con el presidente Hosni Mubarak, Egipto se ha distanciado de Israel y las relaciones con Moscú han mejorado sensiblemente. El embajador soviético expulsado, Vládimir Poliakov, ahora jefe de la sección de Oriente Próximo en el Ministerio de Asuntos Exteriores, volvió a El Cairo la primavera pasada para dar luz verde a la normalización y, en el verano, ambos países intercambiaron de nuevo embajadores. "No nos han olvidado", escribía recientemente el corresponsal en El Cairo de la revista soviética Tiempos Nuevos, mientras pasaba revista a la abortada colaboración egipcio-soviética. .

La URSS tampoco ha olvidado. "Después de lo de Egipto, nosotros ya no colocamos todos- los huevos en el mismo cesto", afirma un periodista soviético. Esta idea es, en su opinión, un elemento básico para comprender la relación de Moscú con el mundo árabe, y explica además la política de diversificación sistemática de contactos y ampliación de aliados.

En el campo económico, Irán,, seguido de Irak, Egipto, Siria y Yemen del Sur, son, los principales socios comerciales de la URSS en la zona. En el ámbito político, la URSS tiene tratados de amistad y cooperacion con Irak (1972),Yemen del Sur.(1 979) -el único país árabe con un Gobierno socialista de corte. ortodoxo prosoviético y Siria (1980), y desde el pasado. octubre con Yemen del Norte. El principal aliado, por su papel en Líbano y su capacidad militar, especialmente incrementada desde Moscú como contrapunto a Israel, es Siria.

El vacío egipcio

Pero ni siquiera Siria ha conseguido llenar del todo el vacío egipcio en el corazón del Kremlin. Damasco ha recibido abundante apoyo económico y militar de la URSS y continuará recibiéndolo en el futuro, según se desprende de la visita del presidente Hafez el Asad el pasado mes de octubre a Moscú. Asad da la impresión de gozar de una posición más estable en la actualidad', pero no parece que sea suficiente para los intereses soviéticos en la zona. "Nunca se sabe. Asad se puede morir, puede haber un golpe de Estado...", comenta un estudioso soviético.

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Para la solución del conflicto de Oriente Próximo,- Damasco apoya la propuesta soviética -que se remonta a la época de Leonid Breznev, aunque ha -sido reactualizada- para que se. celebre una conferencia internacional bajo los auspicios del Consejo de Seguridad de la ONU, con participación de todas las partes implicadas, incluido Estados Unidos y la URS S.

En las posiciones. de Damasco yMoscú subsiste una divergencia importante. Se trata de la relación con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), pues la URSS, manteniéndose formalmente al margen de la división en la dicha organización, apoya a la fracción de Yasir Arafat, mientras Siria respalda a los rivales de éste. El desacuerdo salió a relucir durante las conversaciones que sostuvo Asad en Moscú, ya que el comunicado final de la visita se refería a un "profundo intercambio de opiniones" sobre el tema, pese a que ambas partes se pronuciaban por una OLP que "supere pronto sus divergencias".

A Siria, aseguran fuentes diplomáticas, le preocupa la pérdida de su papel. privilegiado como aliado de la URSS en Oriente Próximo. En efecto, Moscú ha ampliado su base en la zona, y sus contactos incluyen a países árabes moderados y conservadores, según la propia terminología soviética. La URSS, por ejemplo, se ha abstenido de condenar la decisión jordana de restablecer relaciones con Egipto, desligado del mundo árabe desde que firmara la paz con Israel en 1979.

Moscú cuida también sus relaciones con Irak, cuyo ministro de Asuntos Exteriores, Tareq Haziz, visitó recientemente la capital soviética, poco después de que se marchara Asad. La URSS continuara suministrando armas a Irak,pese a que en medios soviéticos suscita preocupación la inminente reanudación de las relaciones diplomáticas entre Bagdad y Washington, rotas en 1967.

En el conflicto del golfo Pérsico entre Irán e Irak, la URS S ha procurado mantener una neutralidad formal, ya que la guerra entre ambos países es considerada en el Kremlin como un pretexto capaz de justificar una intervención norteamericana en nombre de la defensa de intereses vitales.,

En la Prensa soviética, Irak e Irán reciben idéntico tratamiento en lo que a publicación de partes de guerra se refiere pero, al menos hasta ahora, la simpatía hacia Irak se filtra en las formas. Las críticas hacia Irán, por lo general, se expresan mediante la difusión de comunicados del Partido Comunista Iraní (Tudeh). En su decantamiento hacia Irak, la URSS entra en conflicto con Siria, que apoya a Teherán. Irán tiene, por su frontera común y su situación geográfica como puerta hacia el golfo Pérsico, desde* Afganistán, una mayor importancia estratégica para la URSS; pero las veleidades del imam Jomeini le convierten en un aliado difícil.

En su esfuerzo por arraigarse mejor en el mundo árabe, la URSS vendió en agosto armas por valor de 300 millones de dólares (50.000 -millones de pesetas) a Kuwait, único país del Consejo. de Cooperación del Golfo Pérsico que mantiene relaciones diplomáticas con la URSS. Y, a principios de agosto, una delegación jordana visitó Moscú para comprar cohetes tierra-aire.

La penetración soviética en el mundo árabe apunta especialmente hacia Arabia Saudí, Riad y Moscú no tienen relaciones diplomáticas, pero entre representantes de ambos regímenes ha habido contactos informales.- Karin Brutents,' vicepresidente del departamento de Relaciones Exteriores del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), declaraba recientemente en Beirut que su país estaba dispuesto a establecer relaciones estrechas con Arabia Saudí. Para acercarse, el,Kremlin conria en Yemen del Norte, un país que tiene buenas relaciones y gran dependencia económica de Riad.

El lenguaje soviético hacia Arabia Saudí es cuidadoso y contiene valoraciones positivas. La revista soviética Asia y África subrayaba recientemente que Arabia Saudí apoya a los palestinos, incluida la OLP, y canaliza petrodólares a esta organización, junto con Siria y Jordania, para mantener la resistencia contra Israel. El elemento más destacado por la URSS en la política saudí es la referencia a una negociación conjunta para solucionar el problema de Oriente Próximo y el apoyo a "un punto de vista árabe común".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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