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El trasplante es la solución más eficaz y barata para los enfermos con insuficiencia renal

El trasplante de riñón es la solución más eficaz para los enfermos que padecen insuficiencia renal crónica, pese a que todavía no se haya logrado superar el problema de los efectos secundarios de las drogas contra el rechazo, ni conseguido, en la mayoría de los casos, que el riñón trasplantado funcione durante toda la vida del paciente. Ésta es la opinión de los expertos Jean Dausset, premio Nobel de Medicina, y Jean Crosnier, miembro del equipo que realizó el primer trasplante renal del mando, hace 32 años. Ambos participaron en el Primer Diálogo Hispano-Francés de Nefrología, que se celebró en Madrid el pasado fin de semana.

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"Hasta hace pocos años, los médicos dudábamos qué consejo dar, porque no sabíamos si era mejor la diálisis o el trasplante. Con los resultados actuales, no creo que nadie dude que, en general, la mejor solución es el trasplante", afirma Dausset. El inmunólogo francés, que coordina los trasplantes renales que se realizan en su país, recibió el Premio Nobel de Medicina en 1980 por sus descubrimientos sobre el sistema de compatibilidad de los tejidos, factor que ha sido clave para el desarrollo de los trasplantes al permitir elegir el mejor receptor para un riñón en base a la histocompatibilidad.El nefrólogo francés Jean Crosnier reconoce que, aunque se trata de dos sistemas complementarios y el diagnóstico a largo plazo de la hemodiálisis es más o menos equivalente al del trasplante, es lógico que éste represente el ideal que permite liberarse del riñón artificial. "Un trasplante con éxito permite llevar una vida normal, y para un enfermo dializado es muy difícil trabajar o irse de vacaciones normalmente. Una mujer a la que se aplica hemodiálisis no puede tener hijos, y después del trasplante, sí. A lo que hay que añadir que, desde el punto de vista económico, el trasplante es mucho más barato".

Pero, en su opinión, el enfermo tiene algo que decir al respecto, y por eso "hay que informarle muy seriamente de los riesgos que representa el trasplante para que pueda elegir libremente. La diálisis ya la conoce, sabe sus inconvenientes, puesto que está tratando con ella. Ciertamente es una carga muy pesada estar sujeto a un riñón artificial tres veces por semana durante cuatro o cinco horas. Hay que informarle de que si se hace un trasplante y fracasa siempre puede volver a la hemodiálisis e intentar un nuevo trasplante si lo desea".

25 años de supervivencia

En la actualidad, 15.000 europeos y 3.000 españoles viven con un riñón trasplantado. El trasplante más antiguo que funciona tiene 25 años. La proporción de trasplantes que sobreviven durante dos años es del 80%, y sólo el 50% alcanza los 10 años. Esto es lo que mueve al doctor Dausset a afirmar que "los esfuerzos deberían encaminarse en estos momentos a conseguir un riñón que funcionara para toda la vida".Pero aunque la situación actual no sea perfecta, se han alcanzado unos éxitos que serían impensables hace poco tiempo, debido fundamentalmente al gran arsenal de medicamentos antirrechazo que se han ido descubriendo poco a poco y que, si hubiesen existido en el momento en que Jean Crosnier realizó el primer trasplante, aquel 25 de diciembre de 1952, en el hospital Necker, de París, probablemente habría permitido prolongar la vida de un paciente de 16 años llamado Marius Sonard. El joven se cayó de un tejado cuando estaba trabajando y le estalló un riñón. Sólo después de habérselo extraído advirtieron los médicos que era el único que tenía; había nacido con uno sólo. Al no existir todavía el riñón artificial estaba condenado a una muerte segura. "Fue entonces cuando su madre nos pidió que hiciésemos una tentativa con uno de sus dos riñones, y funcionó bien durante tres semanas", recuerda Crosnier.

En la actualidad existen varios inmunosupresores, pero los que se disputan el primer lugar son la ciclosporina y los anticuerpos monocionales. Una polémica que tardará tiempo en aclararse debido a que las investigaciones son todavía muy recientes. Para Crosnier que actualmente trabaja con anticuerpos monoclonales, éstos constituyen "el inmunosupresor más potente que existe actualmente", aunque reconoce que "siempre se tiende a considerar que son mejores las materias con las que uno investiga".

Y así es, en efecto. Según el Nobel Dausset, la ciclosporina constituye una esperanza mayor contra el rechazo. "Los anticuerpos monoclonales", dice, "tienen el inconveniente de no estar suficientemente purificados", por lo que "se inyectan simultáneamente proteínas de rata, las cuales también pueden producir rechazo. Cuando se consiga fabricar los anticuerpos monoclonales con células humanas ya no habrá ese antagonismo". Por su parte, Crosnier piensa que la ciclosporina es un arma terapéutica suplementaria, pero no la panacea que se esperaba. Como tampoco lo son los anticuerpos monoclonales.

Donantes vivos

Sobre el problema de los donantes vivos, Crosnier indicó que los distintos equipos no tienen la misma opinión en cuanto a las cuestiones éticas. "Nosotros estimamos que, como el riesgo para el donante no es absolutamente nulo, hay que evitar utilizar donantes vivos dentro de lo posible, excepto cuando se trata de hermanos que tienen las mismas características de los tejidos, en cuyo caso el 90% de los riñones trasplantados sobreviven más de 10 años".La falta de donantes no es un problema que afecte a Francia, ya que existe una ley que permite extraer los riñones de los muertos sin la autorización de la familia, salvo en el caso de quienes expresan su rechazo por escrito antes de morir. "El problema", dice Crosnier, es que no existe una infraestructura médica de cirugía que permita recoger y aprovechar todos los riñones de cadáveres. En Francia hay unos 10.000 muertos al año por accidentes de coche, una tercera parte de los cuales tiene unos riñones utilizables. Es decir, que hay unos 6.000 riñones trasplantables al año, pero falta la infraestructura médica para recogerlos".

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