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Presentado en el Parlamento italiano un proyecto de ley sobre el derecho a la eutanasia

Juan Arias

El Parlamento italiano tendrá que enfrentarse pronto con un hueso difícil de roer: un proyecto de ley a favor de la eutanasia. El provocador es el mismo que años atrás había presentado la primera ley a favor del divorcio, con gran escándalo entonces de los integristas: el diputado socialista Loris Fortuna.

Tras el éxito obtenido con el divorcio, el socialista Loris Fortuna, cuyo prestigio le llevó a la vicepresidencia del Parlamento, se empeñó a fondo en otro proyecto que entonces parecía imposible: la ley que liberalizaba el aborto gratuito. Y otra vez Fortuna tuvo razón, y la ley fue aprobada, y ni el referéndum para abolirlo promovido por los movimientos conservadores fue capaz de echarla abajo, como también había fracasado el referéndum sobre el divorcio apoyado por el líder democristiano Amintore Fanfani, que le costó en parte su carrera política.Por eso ahora el diputado de los derechos civiles, como muchos le apellidan, vuelve a arremeter. Y esta vez ha metido las manos en el último tabú: el de la eutanasia. Pero lo está haciendo con gran sentido de responsabilidad y madurez. Se lo reconocen hasta los teólogos católicos progresistas, con quienes Fortuna está en continuo contacto.

La intención de presentar una ley que respete el "derecho a morir en paz" la ha revelado en una reunión en el Campidoglio en la que estaban presentes numerosos científicos, políticos y teólogos; entre ellos, el padre Spiazzi, dominico, conservador y consultor del L'Osservatore Romano, el diario del Papa. Fue una reunión fogosa, dicen las crónicas, pero en la que se discutió mucho y con gran libertad.

El mismo teólogo Spiazzi puso de relieve que aunque la Iglesia no aceptará nunca la eutanasia como tal, no es contraria a la suministración de analgésicos fuertes en casos de dolor intolerable del paciente.

Proyecto blando

El proyecto que Fortuna va a presentar es muy blando y aborda sólo el concepto de eutanasia pasiva; es decir, poder interrumpir una cura terapéutica que dura meses o años enteros sin ninguna garantía de salvación.Por lo que se refiere a la eutanasia activa -es decir, el derecho de una persona a renunciar a la vida-, Loris Fortuna piensa que no es el caso de esta ley.

La primera sí, pues, como ha afirmado en una entrevista al semanario L'Espresso, ya existe la costumbre en casi todos los hospitales italianos de llevarla a cabo secretamente, pero con "tremendos remordimientos de conciencia" por parte de muchos médicos que tienen miedo de acabar en la cárcel. El diputado afirma que en los últimos tiempos ha sido objeto de confesiones dramáticas por parte de médicos, de confesores católicos y de familiares, que le han empujado a tomar esta decisión. No se puede dejar un drama tan grande sólo sobre las espaldas del individuo; es un problema que tiene que resolver la sociedad entera.

Al parecer, la nueva ley pondrá límites muy grandes a la libertad de morir con dignidad. Primero, que el ciudadano lo haya pedido anteriormente ante un notario. Además, que nunca sea el médico quien tenga la última palabra. Podría ser una comisión en la que figuren desde un sacerdote hasta un científico y un representante de la comunidad.

Nunca la decisión deberá dejarse sólo a los familiares del enfermo. Según Fortuna, la ley será la reivindicación de uno de los mayores derechos del enfermo.

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