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Masivo regreso a Uruguay de los exiliados

Los vuelos internacionales que aterrizan en el aeropuerto montevideano de Carrasco no tienen una sola plaza libre; el exilio político y económico está regresando masivamente a la República Oriental de Uruguay para votar en las elecciones municipales, legislativas y presidenciales del domingo 25 de noviembre, las primeras en 13 años. Puede afirmarse que el transporte público entre Argentina y Uruguay estará congestionado hasta después de estos comicios, que pondrán fin a 11 años de dictadura militar.

Medio millón de uruguayos trabajan en Argentina y han recibido del Gobierno de Raúl Alfonsín tres días de vacaciones para poder votar en su país. Es ya imposible reservar un billete aéreo para sobrevolar el río de la Plata o conseguir pasaje en los autocares que cruzan la frontera del río Uruguay por el norte o en los hidrodeslizadores y vapores que unen Buenos Aires y Montevideo.Alrededor de 3.000 uruguayos exiliados aún permanecen, sin embargo, reclamados por los jueces de la dictadura y deberán aplazar su retorno. A 15 días de las elecciones democráticas otros 4.000 uruguayos tienen presentadas en el consulado argentino en Montevideo sus solicitudes de permiso de trabajo La dictadura terminó de quebrar al paisito y la democracia vendrá vestida de harapos.

Montevideo ha cambiado su apagada fisonomía y vive su fiesta electoral en un ambiente relajado que exige caminatas y esfuerzos visuales para descubrir algún piquete de la policía de choque. En un alarde de pulcritud urbana no se advierte una sola pintada en las paredes. De miles de balcones cuelgan las enseñas y pancartas de cada partido -con lo que cada inquilino identifica su voto- y los árboles añosos aparecen acribillados de emblemas y pegatinas.

Orden asegurado

El orden público parece asegurado, con las excepciones de un supuesto intento de atentado contra Alberto Sáenz de Zumaran, sustituto en la elección presidencial del detenido dirigente del partido blanco Wilson Ferreira Aldunate, y el ametralla miento hace dos noches de una sede del Frente Amplio. Como antaño hiciera Felipe González en España, los dirigentes blancos hacen su campaña en un autobús.Analizando con infinita precaución interesadas encuestas, puede asegurarse que el Frente Amplio -coalición de izquierda, democristianos e independientes, encabezada por el general Líber Seregni- obtendrá la alcaldía de Montevideo, donde habita la mitad de la nación. La elección presidencial será reñidísima entre los colorados capitaneados por Julio María Sanguinetti y los blancos de Wilson Ferreira, aún en prisión. Que líderes como Seregni y Ferreira tengan que concurrir a los comicios mediante testaferros enturbiará la elección, y aun más si ésta es ganada por los blancos, que ya hablan de un provisoriato en caso de triunfo y nueva convocatoria electoral antes de un año para sentar en la presidencia a Wilson Ferreira.

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