Miura asegura que sus toros no han sido manipulados
El ganadero Eduardo Miura manifestó anteayer a este periódico que "es mentira que algunos de mis toros hayan sido manipulados fraudulentamente. Los veterinarios de la Administración dicen que se ha producido el afeitado en uno de los que lidié en la feria de Sevilla, pero hay otros veterinarios que dicen lo contrario. Lo mismo afirmó respecto a los toros sancionados en temporadas pasadas. Toda persona tiene derecho a su defensa, y yo he presentado el pliego de descargos acompañado de pruebas como fotografías y actas notariales".
Los veterinarios encargados de efectuar los análisis de astas en la Escuela Nacional de Sanidad aseguran, por el contrario, que se guían por los criterios más favorables a los ganaderos. Para el examen emplean varias técnicas, y si alguna de ellas no determina con absoluta certeza el afeitado, resuelven no dictaminar.En el caso de toros pertenecientes a la ganadería de Miura aún acentúan más la eliminación de los márgenes de error, siempre según los propios veterinarios. En los últimos tres años, de cada corrida de este hierro sospechosa de afeitado la autoridad sólo ha remitido a análisis astas de dos reses. En la presente temporada correspondían a corridas lidiadas en las ferias de Sevilla y de Bilbao. Las dos astas de Bilbao y una de las de Sevilla estaban aparatosamente astilladas, por lo cual los veterinarios no han emitido dictamen de las mismas. De las correspondientes al otro toro de Sevilla, los veterinarios "oficiales" Manuel Sanz y Fernando Pérez Flores han dictaminado que están manipuladas fraudulentamente, sin ningún género de dudas.
En cambio, el veterinario que representa al ganadero, Ramón García Herráiz, y el que representa a la Unión de Criadores de Toros de Lidia, José Luis Pérez Sánchez, afirman que no están afeitadas. Esta corrida de Miura, de Sevilla, la torearon Ruiz Miguel, Manzanares y José Antonio Campuzano. A Manzanares le correspondió el toro supuestamente afeitado, el quinto de la tarde.
El mismo cartel, pero con El Soro en lugar de Ruiz Miguel, se dio en la corrida de Miura en Valencia en julio de 1983, en la cual resultó sancionado un toro de Miura. Fue el cuarto de la tarde, que lidió Manzanares. Las astas de otro toro del mismo festejo enviadas a examen no fueron dictaminadas, por estar escobilladas. El dictamen de afeitado referente a ese toro sancionado debió de ser tan evidente que no sólo lo firmaron los veterinarios de la Administración, sino también el que representaba al ganadero, Pérez Sánchez, y el de la Unión de Criadores, Bengoa.
Babelia
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