Las maniobras militares hispano-marroquíes
La noticia de las maniobras militares conjuntas Atlas 84, realizadas por Marruecos y España, nos ha deparado una gran tristeza. No es ése el camino para salvar los conflictos y discrepancias entre los Estados. Aplaudimos toda negociación encaminada a pacificar las relaciones entre los dos países, pero entendemos que debe ser otro el camino a seguir, y no la colaboración armamentista, en especial teniendo pendiente el contencioso de las plazas de Ceuta y Melilla.Pero lo más trágico de tales maniobras militares es la total y absoluta inoportunidad. Significa un nuevo acto de desprecio para el pueblo saharaui y una ayuda al rey Hassan II para proseguir con el genocidio de dicho pueblo.
Si ya resultó vergonzante el Acuerdo Tripartito de Madrid, de 14 de noviembre de 1975, al no respetar España el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui (a pesar de las decisiones de la ONU), haciendo entrega del territorio a Marruecos y Mauritania, ahora resulta triste y penoso que el actual Gobierno, que viene manteniendo desde su acceso al poder un culpable silencio sobre el tema, incurra de nuevo en la gran injusticia de colaborar en la mejora y perfección de la máquina de guerra de un Estado (Marruecos) que se encuentra en conflicto armado con la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), cuyos habitantes fueron conciudadanos nuestros hasta hace nueve años.
Si tales maniobras no proceden con ningún país que se encuentre en guerra con otro, en este caso
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