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La oposición india acusa al Gobierno y al Partido del Congreso (I) de instigar los disturbios contra la comunidad sij

La oposición india acusa al partido gubernamental, el Partido del Congreso (I), y al propio Ejecutivo de haber organizado -y a la policía, de haber permitido- los ataques mortales contra los sijs que sucedieron al asesinato, hoy hace una semana, de Indira Gandhi. El Gobierno indio anunció ayer que las indemnizaciones que ha de pagar por los destrozos causados en la ola de disturbios de los últimos días asciende a más de 250 millones de rupias (unos 3.500 millones de pesetas). En el país, a pesar de la casi total normalidad, aún se producen asesinatos aislados.

En un nuevo esfuerzo para detener la caza del sij -comunidad a la que pertenece la mayoría de las 1.200 personas muertas, según la Prensa, en las revueltas interconfesionales-, el primer ministro, Rajiv Gandhi, declaró ayer que la totalidad de esta comunidad no podía ser condenada por la locura de dos de sus miembros, los asesinos de Indira Gandhi. El primer ministro realizó este comentario en la recepción ofrecida a representantes de nueve partidos de la oposición.Éstos le entregaron un informe de protesta contra la inactividad de los agentes del orden, quienes, según la oposición, asistieron como simples observadores a los actos de: asesinato y, pillaje a que se ha visto sometida en los últimos días la comunidad sij. Los partidos de la oposición haai acusado también al Partido del Congreso (I), que tradicionalmente ha dirigido la familia Gandhi, de haber organizado la violencia.

En una entrevista que hoy publi ca el semanario alemán occidental Stern, la nuera de Indira, Maneka Gandhi, perteneciente a la confe sión sij enfrentada políticamente al clan de los Gandhi, declara que "al menos murieron 5.000" en los tres días que siguieron al atentado

"He visto cómo se incendiaban taxis, cómo las turbas asaltaba los comercios. La casa, al lado de la mía fue incendiada. He visto cómo, en plena, calle, un adolescente cortaba el cuello a un sij", manifiesta la viuda del hijo menor de Indira, Sanjay, y líder de un partido que lleva el nombre de su esposo, el Rahtriya Sanjay Manch, con el que piensa concurrir a las próximas elecciones. "No digo que el Gobierno haya querido que la violencia alcanzara estas dimesiones. Pero él ha provocado los enfrentamientos en varios barrios de Nueva Delhi para mantener la histeria ( ... ) y organizar rápidamente elecciones a las que presentarse como el único partido capaz de devolver el orden al país", agrega.

El Gobierno anunció ayer que va a dedicar 250 millones de rupias, "o todo lo que sea necesario", según el gobetnador de Nueva Delhi, M. K. Wali, para indemnizar a las víctimas de las atrocidades. Wali señaló que en el paquete de compensaciones se incluyen indemnizaciones a las familias que han perdido miembros asesinados, a aquellas que cuentan con heridos y a las que han perdido total o parcialmente hogares y negocios. Las indemnizaciones irán desde las 10.000 rupias (140.000 pesetas) por asesinado a las 1.000 rupias (14.000 pesetas) por daños parciales en las viviendas.

En la actualidad sólo se registran esporádicamente incidentes mortaeles. Ayer, dos pasajeros de un autobús fueron asesinados en el Punjab "por terroristas", según la agencia de noticias india PTI, que no informó de la religión de los muertos. En la noche del lunes al martes también fueron asesinadas tres personas en Nueva Delhi.

En el Punjab, donde los sijs son mayoritarios, Sant Sahib Singh Sai, la máxima autoridad religiosa del Templo Dorado de Amritsar, la ciudad santa de esta confesión, manifestó ayer que corresponde al Gobierno indio "decidir si los sijs pueden seguir viviendo con todas las garantías en la India o debemos pedirles que vuelvan y se instalen en el Punjab".

Mantenier la tranquilidad

"Nuestra lucha es no violenta y no va dirigida contra ninguna religión", declaró el religioso en un edificio situado junto al Templo Dorado, ante el que se han reforzado las medidas de seguridad con motivo de la conmemoración mañana del 515º aniversario del nacimiento del fundador del sijismo, Guru Nanak. Sahib Singh, que hoy visita en Nueva Delhi a sus correligionarios, manifestó que ha hablado con el presidente de la Unión India, Giani Zail Singlí, que es sij. "Me ha dicho que debemos estar tranquilos, que hemos de contenemos, pero ¿se puede contener a las víctimas?", se preguntó señalando una foto en la que se ve a un sij al que habían cortado los cabellos, lo que es una grave ofensa para quienes siguen este credo.

A este Estado del noroeste indio empiezan a llegar grupos de sijs que huyen de las represalias que han padecido tras el asesinato de Indira. Un primer contingente, formado por hombres, mujeres y niños, aterrizó ayer en un avión Boeing 737 en el aeropuerto de Amritsar. En las instalaciones del aeropuerto se registraron escenas patéticas al producirse el encuentro entre familiares mientras otras personas pedían a los recién llegados noticias sobre sus parientes en la capital india.

En Nueva Delhi se comienza a organizar más racionalmente las ayudas a los miles de refugiados en campos, escuelas y comisarías. La madre Teresa, premio Nobel de la Paz, participa con su organización en las tareas de allegar recursos a quienes, en la mayoría de los casos, lo han perdido todo.

Ahora la mayor expectación se centra en las tareas judiciales de ¡investigación sobre las circunstancias del asesinato de la primera ministra, trabajos encaminados a demostrar la existencia de un compló, tesis que toma cuerpo en los periódicos. Éstos incluso hablan de una conjura cuyos hilos fueron movidos desde el exterior, aunque por el momento no se ha encontrado ninguna pista que permita avalar esta tesis.

El único superviviente de quienes atentaron contra Indira Gandhi, Swatant Singh, se encuentra intemado en un hospital y su estado es calificado de crítico, aunque mantiene una relativa conciencia mientras transcurre el posoperatorio de la intervención a que fue sometido tras ser tiroteado por otros miembros de la guardia de la primera ministra. Los médicos que le atienden señalan que su estado permite tener esperanzas sobre su recuperación.

Fuentes hospitalarias señalan que Swatant Singh ha cambiado varias veces sus declaraciones sobre lo ocurrido y que ello dificulta, en gran medida los trabajos de los investigadores.

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