Más de 500 muertos en la incontrolada oleada de violencia contra los sijs que se extiende por toda la India
ENVIADO ESPECIALLa incontrolada oleada de violencia sectaria que azota la India desde el asesinato, el pasado miércoles, de la primera ministra, Indira Gandhi, se ha cobrado Ya al menos 5% muertos y militares de heridos, en su mayoría miembros de la minoría sij, dos de cuyos miembros fueron los autores materiales del magnicidio. Ayer, a medida que iban llegando a la capital india, Nueva Delhi, los primeros jefes de Estado o de Gobierno de todo el mundo que asistirán hoy w los funerales e incineración de Indira, su hijo 3 nuevo primer ministro, Rajiv Gandhi, reiteraba su dramático llamamiento a la calma y la paz.
El Ejército recibió, en Nueva Delhi y otras ciudades, la orden de disparar a matar contra agitadores, saqueadores y ladrones. El nuevo jefe del Gobierno, Rajiv Gandhi, que impuso el toque de queda en la capital y en otras 30 grandes ciudades repartidas en 12 Estados de la India, afirmó en su mensaje al país que "serán garantizadas la vida y las propiedades de cada ciudadano", independientemente de su raza o credo.En este clima de creciente deterioro de la situación ciudadana, lo observadores destacaban anoche la celebración de una entrevista entre el presidente, Giani Zail Singh, y el gobernador del Estado sureño de Tamil Nadu, S. L. Khurana, considerado como un experto en la legislación sobre el estado de excepción.
Un total de 12.000 policías y 4.000 soldados han convertido Nueva Delhi en un fortín. El estado de alerta en el Ejército se extendió también al conflictivo Estado de Purijab, de mayoritaria población sij, así como también al vecino Estado de Haryana.
Entretanto, todos los guardias de seguridad de la residencia del primer ministro han sido reemplazados, ante el temor de que el asesinato de Indira Gandhi haya sido parte de una conspiración de gran envergadura en la que podrían estar implicados oficiales sijs, cuya presencia en las Fuerzas Armadas representa entre el 12% y el 13% de la oficialidad.
De creer la confesión facilitada en el hospital a la policía por el único guardaespaldas sij de la primera ministra que sobrevivió tras el atentado, éste fue organizado por un general no identificado con mando en Chandigarh, la capital del Estado norteño del Punjab, el feudo sij. Según el testimonio de este guardaespaldas, Satwant Singh, el plan incluía también la eliminación de Rajiv Gandhi, el hijo de Indira, que la ha sucedido a la cabeza del Gobierno, y la del propio presidente de la nación, Giani Zail Singh.
Ayer se informó precisamente de la detención de un general sij del Ejército, con mando en Chandigarh, la capital del Estado ole Punjab. Un portavoz del Ministerio de Defensa negó, sin embargo, cualquier tipo de implicación del Ejército en el atentado contra Indira Gandhi, en tanto que el comandante en jefe del Ejército advertía a sus oficiales para que estuvieran alerta ante posibles casos de amotinamiento de soldados sijs.
Todo está preparado ya en Nueva Delhi, adonde ayer comenzó a llegar parte del centenar de dignatarios extranjeros -el presidente del Gobierno español, Felipe González, entre ellos- para asistir a. la solemne ceremonia fúnebre por Indira Gandhi. Quinientos trabajadores daban anoche, a la luz de los focos, los últimos toques a la pira funeraria en la que hoy serán incinerados, a orillas del río sagrado Yamuna, los restos de la mujer que ha encamado en el mundo a este país.
Una multitud difícil de calcular se alineaba, en una cola interminable, soportando el calor y las medidas de seguridad, para rendir homenaje al cadáver de Indira, expuesto en Teen Murti, el monumento construido en honor de su padre, Jawaharlal Nehru, en la capital india.
Rajiv Gandhi, que ha decidido mantener la convocatoria de elecciones generales para enero próximo, y concentra en sus manos todas las carteras del Gobierno, excepto cuatro (Interior, Energía, Finanzas y Asuntos Parlamentarios), se reunió el jueves con los líderes de la oposición para suscribir un llamamiento conjunto a la pacificación. Rajiv fue confirmado ayer por su partido, el Congreso (1), como líder parlamentario confirmando así la decisión inicial del consejo de ocho miembros que lo eligió como sucesor de su madre a las pocas del atentado.
Quemados vivos
Barrios enteros de Nueva Delhi -ciudad de cinco millones de habitantes- están acordonados por policías y tropas en uniforme de combate, con el fin de impedir un agravamiento de la explosión de violencia sectaria, que el jueves por la noche costó la vida a no menos de 200 personas en la capital Más de un millar -numerosos niños entre ellas- ingresó en hospitales con heridas de bala o arma blanca.Miembros de la secta sij fueron quemados vivos en zonas céntricas de la ciudad. Autobuses y taxis incenciados -el transporte de la capital está controlado por los sijs- humean todavía en numerosas zonas, y han sido arrasadas tiendas y viviendas de aquellos a quienes los hindúes asocian por extensión con el asesinato de Indira Gandhi.
El cordón sanitario impuesto por el Gobierno en la capital incluye un permanente desfile de camiones y jeeps militares armados con ametralladoras, y la presencia de helicópteros artillados que sobrevuelan las zonas potencialmente más peligrosas.
El ambiente de histerismo que ha seguido al magnicidio ha hecho posible varios suicidios y arrebatos como el de un oficial retirado, que dio muerte a 20 personas a tiros de fusil. Rumores como que las aguas de Nueva Delhi habían sido envenenadas fueron desmentidos por las autoridades.
El ceremonial funerario -escaparate en el que el vacilante nuevo Gobierno indio quiere mostrarse ante el mundo- comenzará cuatro o cinco horas antes de la cremación del cadáver, prevista para las 16.30 horas (12.00 hora peninsular española). Un total de 4.000 soldados cubrirán el recorrido del cortejo fúnebre, en el que estarán presentes cerca de un centenar de dignatarios de todo el mundo.
Esta masiva presencia de líderes políticos agudiza la situación creada por la violencia callejera y ha hecho aumentar considerablemente las medidas de seguridad.
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