El caso del avión de la CIA que se estrelló en El Salvador, nuevo golpe para la Administración republicana

El Departamento de Estado norteamericano desmintió ayer que el avión que transportaba a cuatro empleados de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), organismo de espionaje de Estados Unidos, y que se estrelló el viernes pasado en El Salvador, haya sido abatido por la guerrilla salvadoreña, tal como ésta había señalado precedentemente. El caso del avión derribado constituye un nuevo golpe para la política de la Administración norteamericana en Centroamérica, mientras la oposición demócrata lanza una nueva ofensiva contra la actitud intervencionista del presidente Ronald Reagan en la región.

La intervención militar de la Administración Reagan en Centroamérica será el foco del debate televisado de esta noche, en Kansas City, entre el actual presidente, Ronald Reagan, y el candidato demócrata a la presidencia, Walter Mondale.La publicidad dada a un manual de la CIA que incluye propuestas para eliminar físicamente a líderes nicaragüenses, el derribo de un avión de reconocimiento en El Salvador, en el que perecieron cuatro agentes de la CIA, y la petición de Mondale para que el presidente Reagan cese a William Casey, director de la CIA, antes del debate televisado de esta noche, han colocado a Centroamérica en el primer plano de la actualidad política estadounidense, a poco más de dos semanas de la elección presidencial del próximo 6 de noviembre.

Después de una serie de informaciones confusas sobre el accidente que había sufrido el pasado viernes un avión de reconocimiento tripulado por cuatro agentes la CIA, "que se estrelló en territorio salvadoreño debido a un fuerte temporal de lluvia", según el portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes, las informaciones fueron aclarándose.

Tanto el Departamento de Estado como fuentes de la Embajada de EE UU en San Salvador reconocieron que los cuatro tripulantes norteamericanos del avión más otros tres salvadoreños habían perecido.

Por su parte, la radio de la guerrilla salvadoreña dijo que el avión había sido derribado, mientras que la versión oficial estadounidense se mantiene en la tesis del accidente, destacando que el avión no iba armado y realizaba misión de vigilancia para el control del flujo de armas que la guerrilla salvadoreña recibe, según Estados Unidos, por parte de Nicaragua.

La muerte de los cuatro agentes de la CIA en El Salvador pone de relieve ante la opinión pública de EE UU la intervención de la Administración Reagan en Centroamérica, que opera, básicamente, desde los territorios de Honduras y El Salvador.

Mientras la Casa Blanca intenta a toda costa minimizar el caso del manual, y debe afrontar la complicación complementaria que supone el derribo del avión de reconocimiento, la oposición demócrata aprovecha ambos ejemplos para lanzar una ofensiva pública destinada a demostrar que las soluciones intervencionistas de Reagan en Centroamérica pueden acabar en una participación militar de EE UU en la zona.