Larrauri: "También sé expresarme en un lenguaje tradicional"
El compositor vasco estrena hoy en Oviedo su última obra
En el teatro Campoamor de la capital asturiana, el Coro de la Fundación Príncipe de Asturias, el Coro de la Escolanía de Covadonga y la Orquesta Sinfónica de Asturias, bajo la dirección de Víctor Pablo Pérez, estrenarán esta tarde con carácter absoluto Foguera, la última composición del bilbaíno Antón Larrauri. La obra corresponde a un encargo de la Fundación Príncipe de Asturias con ocasión de la entrega de los premios que llevan su nombre, y se basa en temas folclóricos de la región a la que va dedicada.
De formación autodidacta, Antón Larrauri (1932) alterna desde hace años su labor de compositor comprometido con los nuevos conceptos y técnicas -en la que ha llegado a destacar como una de las voces más personales de la llamada generación del 51- con otra faceta más asequible para el público medio, basada generalmente en el folklore vasco. Foguera, que hoy se estrena, se inserta dentro de esta segunda corriente, aunque en este caso sus temas no pertenezcan al acervo euskaldún. Constan estos poemas concertantes para coro y orquesta de dos movimientos, que se desarrollan sin solución de continuidad y cuya duración oscila entre 20 y 25 minutos.Pregunta. ¿Es posible hacer música nacionalista con un lenguaje de hoy?
Respuesta. Aunque no sé hasta qué punto puede aplicarse el término, creo que sí puede hacerse. Yo nunca me he propuesto hacer música nacionalista vasca, y, sin embargo, varios críticos han considerado que mi música lo es. Quizá se trate de algo que surge a nuestro pesar. De todos modos, se puede hacer una música de hoy partiendo de elementos autóctonos para elevarlos a una categoría universal de música, evitando caer en lo popularesco.
P. ¿Pueden las motivaciones expresivas generar la estructura de una obra?
R. Es obvio que el sentimiento del autor no puede evitar ser reflejado, aunque sea inconscientemente, en la obra que está componiendo. En mi caso particular, existe además una cierta obsesión humanista que siempre he deseado verter de una manera consciente. De hecho, en multitud de ocasiones se ha dicho que mi música tiene su fundamento primero en la expresión. Y son ciertamente motivaciones de ese género las que me inducen a enfrentarme a la cuestión de la forma, que es la decisiva a la hora de escribir música, y no a la inversa. Obtenido ya, en esa búsqueda, un diseño adecuado de la estructura donde alojar el contenido previsto, resta tan sólo la tarea de elaboración. Pero sigue siendo cierto que aquella motivación inicial que lo hace todo posible es, para mí, siempre de naturaleza expresiva.
P. Su producción de corte tradicional, ¿responde tal vez a una necesidad inmediata de comunicación con el público?
R. En cierto modo, esta vertiente de mi obra puede ser considerada como un compás de espera mientras el público va asimilando la música culta actual. También responde a algo de orgullo o de vanagloria personal, ya que es una demostración de que también sé expresarlo empleando un lenguaje tradicional, cosa que tantas veces se ha negado de los compositores actuales. Ahora bien, esa necesidad, que suelo definir como romántica, no puede justificarse más que cuando el material se logra expresar de una manera distinta a como ya ha sido expresado. Así, por ejemplo, en mi obra Gardunak trato la melodía vasca Aldapeko, tan utilizada por otros autores anteriores, desde mi particular punto de vista.
P. ¿También en Euskadi componer es llorar?
R. Yo siempre he trabajado al margen de toda ayuda o apoyo, he hecho -y, por supuesto, sigo haciendo- la guerra por mi cuenta. Por tanto, para mí, componer en Euskadi o en cualquier otro lugar no me habría influido de manera notoria. Sin embargo, tengo que reconocer que nuestra cúpula política o administrativa no se ha interesado hasta la fecha por la música que hoy se hace en Euskadi. Lo digo con pena, por lo que ello denota de una visión cultural bien pobre. En Euskadi tenemos una solera cultural ancestral, pero carecemos en cambio de solera administrativa.
Babelia
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