Duarte pide a los salvadoreños que vistan hoy de blanco para conmemorar el inicio de su diálogo con la guerrilla
La pequeña iglesia de La Palma servirá hoy de escenario neutral para la primera reunión que, a partir de las diez de la mañana, sostendrán el Gobierno y la guerrilla de El Salvador. El pueblo ya ha sido desmilitarizado en espera de este histórico encuentro. Los insurgentes, que lo controlan habitualmente, se retiraron el martes. El Ejército hizo una incursión el viernes, en una operación propagandística destinada a las cadenas de televisión norteamericanas, pero el sábado regresó a sus cuarteles siguiendo instrucciones presidenciales. Duarte ha pedido a los palmeños que vistan de blanco para dar solemnidad a la fecha.
Los arreglos previos han sido ultimados en Panamá por el obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa Chávez, que se entrevistó con Guillermo Hungo y Rubén Zamora, representantes del Frente Democrático Revolucionario (FDR). Ambos llegaron al mediodía de ayer a la capital salvadoreña en un avión de las fuerzas armadas colombianas, acompañados por los embajadores de Colombia, Francia y Suiza en Panamá, así como por el embajador de Panamá en San Salvador, que les servirán de salvoconductos.La comandancia militar de la guerrilla estará representada en el diálogo por dos miembros de la dirección unificada, cuyos nombres no se han hecho públicos por razones de seguridad. Ambos se trasladarán a La Palma por sus propios medios desde el interior del país.
La comitiva presidencial no ha sido dada a conocer aún. Se sabe tan sólo que Duarte irá acompañado de dos ministros. En principio se muestra reacio a que el alto mando militar participe directamente en la reunión, aunque el ministro de Defensa, general Eugenio Vides Casanova, se había declarado dispuesto a acudir desarmado a la cita.
Carencias de una oferta
Al margen de quiénes integren la delegación oficial, Duarte ha invitado al pueblo salvadoreño en general a desplazarse de forma masiva hasta el lugar de la entrevista para exteriorizar su deseo de paz. Ha invitado también a los vecinos de la localidad a que vistan ese día de blanco. El líder democristiano trata de arropar la reunión con una escenografía llamativa, tal vez para ocultar las carencias de su propia oferta. ¿De qué se va a hablar en la conferencia? La guerrilla pretende que haya un diálogo general, abierto, sin temas preestablecidos. Esto puede resultar por sí solo excesivo para el presidente Duarte, quien se ha preocupado de tranquilizar a su propia derecha y a la Administración norteamericana, diciendo que él piensa tratar únicamente sobre las elecciones.
En línea con anteriores pronunciamientos, Duarte ha puntualizado que no va a negociar el poder con la guerrilla, a la que sólo ofrecerá garantías para que pueda participar en las elecciones legislativas y municipales previstas para el próximo año.
Los insurgentes han indicado de forma reiterada que hablar de elecciones significa hablar del poder. Es probable que ya no exijan su integración en un Gobierno provisional, como lo plantearon hace ocho meses, pero las promesas del presidente no son suficientes todavía para que abandonen las armas.
La vida de los dirigentes opositores no valdría nada mientras los escuadrones de la muerte pudieran seguir actuando. Uno de éstos, el Ejército Secreto Anticomunista (ESA), acaba de declarar "enemigo de la patria" al propio Duarte por haber emprendido este diálogo, y ha advertido que "la paz sólo se conseguirá destruyendo a los comunistas".
Después de cuatro años de guerra civil, los recelos y las desconfianzas entre las dos delegaciones plantean serias dificultades para esta entrevista. Esto se ha manifestado ya en la fase preparatoria. Duarte rechazó primero la mediación del presidente colombiano, Belisario Betancur, y luego la presencia de testigos como Willy Brandt y Luis Herrera Campins.
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