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Juan Pablo II defiende ante los obispos peruanos la "Iglesia de los pobres" y condena las "ideologías extrañas a la fe"

Juan Arias

"La Iglesia quiere mantener su opción preferencial por los pobres. Los obispos deben alzar su voz para denunciar todo aquello que vaya contra la dignidad de los hombres y de los pueblos, pero la Iglesia no necesita para hacerlo acudir a ideologías extrañas a la fe". Éste fue el tema central del discurso que pronunció ayer por la mañana Juan Pablo II ante los obispos de Perú, a quienes recibió en audiencia privada. Faltaron a la cita papal 10 obispos, algunos de ellos por encontrarse indispuestos físicamente.

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El Papa no empleó una sola vez en todo su discurso el término teología de la liberación, que es el tema que están afrontando, sin haber llegado todavía a un acuerdo, los obispos peruanos con las máximas jerarquías del ex Santo Oficio. Sin embargo, la disertación de Juan Pablo II estuvo llena de referencias al tema y a la responsabilidad que tienen los obispos de ponerse de acuerdo en materia de doctrina de la fe para poder ser ejemplo ante los fieles "quienes", en opinión del Papa, "necesitan una palabra esclarecedora". Según Juan Pablo II, la Iglesia debe seguir en el campo de la teología "una metodología propia, adecuada, con una sana interpretación de la Biblia que no puede ser sustituida por el discurso de las ciencias humanas". En este punto el Papa citó por primera vez la reciente instrucción sobre algunos aspectos de la teología de la liberación.

Citando a Pablo VI, el actual Papa dijo a los obispos peruanos que debían huir de la tentación de "vender o disimular la verdad por el deseo de agradar a los hombres, de causar. asombro, ni por originalidad o deseo de aparentar".

Juan Pablo II reprochó indirectamente a los obispos peruanos que no hayan llegado todavía a una posición unánime sobre el contenido del documento que elaboró el cardenal Josef Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El cardenal y teólogo alemán, director del ex Santo Oficio, pretendía que los obispos peruanos hubieran firmado su documento contra la teología de la liberación y las doctrinas del teólogo Gustavo Gutiérrez.

Monopolio de la liturgia

El Papa recordó a los prelados que 1a función magisterial del obispo obligará a veces a tomar posiciones en nombre de la verdad, máxime si ésta es tergiversada o soslayada". Les recordó también que "toda la originalidad de la Iglesia radica en el anuncio vibrante y gozoso de Jesucristo", y que la liturgia "debe ser celebrada según las normas de la Iglesia, ya que dicha liturgia", añadió el Papa, "es esencialmente obra de la Iglesia y no puede ser monopolio de ningún otro grupo en la forma de celebrarla". Exhortó el Papa a los obispos peruanos para que clérigos y laicos en sus diócesis "trabajen seriamente en la causa de la justicia y de la defensa del pobre", pero añadió que no se puede considerar al pobre "de modo reductivo, clasístico o confinado, a la sola esfera material, sino en toda su dimensión espiritual y trascendente, con la consecuente exigencia de liberarlo ante todo del pecado, ofreciéndole la salvación en Cristo".

"Por tanto", insistió el Papa, "dad la plena seguridad a los miembros de vuestras diócesis de que la Iglesia alienta el empeño de cuantos, fieles a la jerarquía, mantienen su opción preferencial por los pobres", porque, según Juan Pablo II, si esta defensa de los pobres se hace según los criterios de la jerarquía católica, "el imprescindible clamor por la justicia y la necesaria solidaridad preferente por el pobre no necesitarán hipotecarse a ideologías extrañas a la fe, como si fueran éstas las que guardan el secreto de la verdadera eficacia".

Juan Pablo II condenó, ante los obispos de Perú, tanto el capitalismo occidental, que calificó de "sistema de pura utilidad económica en beneficio de sectores privilegiados", como los sistemas de orientación marxista y totalitaria, que calificó como "opciones de sesgo ideológico que recurren a caminos de corte materialista, de lucha de clases, de violencia y de juegos de poder que no tienen en la debida cuenta los derechos fundamentales del hombre".

Después de finalizar su discurso ante los obispos peruanos Juan Pablo II conversó cordialmente con ellos, les habló de su próximo viaje a Perú a finales de enero próximo y les exhortó a que llegasen a una toma de posición colegiada sobre los temas que están discutiendo con la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, cuyos encuentros continuaron todavía durante la tarde de ayer, como ya es habitual, a puerta cerrada.

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