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Israel confirma su disposición a retirar unilateralmente sus tropas del sur de Libano

Las declaraciones efectuadas ayer por un portavoz oficial de Tel Aviv han confírmado algo que ya era de dominio público: Israel está dispuesto a evacuar unilateralmente Líbano, sin vincular esta medida a una retirada de las tropas sirias. Esto equivale a reconocer tácitamente que Líbano forma parte ya de la zona de influencia siria.

Esto pone punto final a los sueños del ex ministro de Defensa Ariel Sharon iniciados con la guerra de 1982 en Líbano contra las fuerzas de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), desencadenada por Tel Aviv para instaurar en Beirut un régimen bajo dominación falangista, protegido por Israel, que desencadenase un cambio de la correlación de fuerzas en la región a costa de Damasco.Ya no se discute el principio de la evacuación israelí, sino solamente las condiciones en que se desarrolle, es decir, el precio de esa retirada.

Cuanto más elevado sea el número de víctimas israelíes en esa guerra, más delicada y difícil es esa negociación. "Hemos pagado un precio en sangre demasiado elevado para retirarnos ahora con el rabo entre las piernas", afirman en ciertos sectores militares. Sin embargo, esta postura es minoritaria y el propio Estado Mayor israelí, con su jefe, el general Moisés Levy, al frente reitera que "el Ejército hará lo que decida el poder político, es decir lo que el Gobierno ordene".

Lo esencial para Israel es, al igual que se esgrimió en 1982 para justificar la invasión de Líbano, asegurar la seguridad de la frontera norte e impedir el regreso de los combatientes palestinos al sur libanés.

En esta óptica, Israel pide a los sirios que no ocupen militarmente las zonas que evacue el Ejército de Tel Aviv y que éstas sean controladas por los cascos azules de la ONU; que no permita el paso de las unidades palestinas, y que no se oponga a que el Ejército del Sur de Líbano (ASL), aliado de Israel y dirigido por el general Antoine Lahad, sea integrado en el Ejército regular libanés y participe, junto a los cascos azules, en la defensa del orden en la región.

Si Damasco se compromete ante el emisario norteamericano en la zona, el subsecretario de Estado Richard Murphy, a respetar estos puntos, Tel Aviv publicaría inmediatamente el calendario de su retirada libanesa. Un calendario que, con todos los parámetros logísticos de la operación, ha sido preparado ya por el Estado Mayor israelí y que está siendo estudiado por el ministro de Defensa, Isaac Rabin.

Siria, según se afirma en Damasco, "comprende" la necesidad sobre seguridad de Israel, pero se opone a cualquier presencia militar de Tel Aviv en el sur de Líbano, aunque sólo sea simbólica o "por medio del general Lahad", un invento de Israel que ha armado, formado y entrenado a sus tropas. Murphy tiene la impresión de que la postura de Damasco es "una inamovible cuestión de principio". Al menos así se lo ha dicho el subecretario de Estado norteamericano al primer ministro israelí, Simón Peres, tras los encuentros mantenidos en la capital siria con el presidente Hafez el Asad.

En cualquier caso, según las informaciones recogidas por este periódico, Israel no está dispuesto a continuar soportando la sangría de su Ejéricto para defender una "ficción militar" como es el general Lahad, que, en cualquier caso, quedaría totalmente desintegrada por shiíes y drusos, en cuanto se retiren los israelíes.

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