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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Nueve años después de Helsinki

El considerable progreso que en los años setenta se produjo en la distensión política y algunas medidas distensionistas en la esfera militar, que en gran parte fueron posibles gracias a la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa (Helsinki), crearon una atmósfera favorable para fomentar la colaboración económica entre Oriente y Occidente, que fue cobrando fuerza en virtud de una serie de regularidades y causas internas objetivas.Sin embargo, desde finales de los años setenta, y no por culpa de los países socialistas, la distensión política y militar atraviesa un período de reflujo y se ha agravado bruscamente la lucha entre dos tendencias opuestas en la política mundial. La tensa situación en la esfera militar y política repercute en las relaciones económicas. Además hay que señalar dos circunstancias importantes: la opción de la actual Administración estadounidense por una política económica exterior agresiva contra los contactos comerciales y científico-técnicos Oriente-Occidente, y la situación de crisis que a comienzos de los años ochenta afectó a los países occidentales, provocando una ola de proteccionismo. Ambos factores han sido desfavorables para los vínculos económicos entre los dos sistemas.

Todo esto significa que hoy las condiciones económicas y políticas de la cooperación económica entre Oriente y Occidente se han complicado seriamente. Sin embargo, incluso en estas condiciones no podía dejar de dar sus resultados la necesidad objetiva de la división internacional del trabajo, la aspiración de los círculos de negocios occidentales a ensanchar los vínculos económico-comerciales con Oriente, pese a la política obstruccionista de Washington, así como la línea de los países socialistas orientada a fomentar la cooperación de mutuo provecho.

Hay que señalar el rápido crecimiento que ha habido del volumen del comercio exterior de la URSS con los países capitalistas industrializados, particularmente en los años setenta. De 1975 a 1980, el volumen de este comercio aumenté de 15.842,5 millones de rublos (un rublo equivale aproximadamente a 1,20 dólares) hasta 31.583,1 millones de rublos, es decir, casi se duplicó.

Si nos referimos a los años ochenta, que algunos especialistas han caracterizado como período de estancamiento e incluso de crisis de los vínculos económicos entre los dos sistemas, es importante constatar que, según muestran los datos, en los tres primeros años de la década el comercio exterior de la URSS con los países capitalistas industrializados ha seguido aumentando, y en 1983 se llegó a 38.367,9 millones de rublos. Aunque a ritmo inferior, este crecimiento se produjo teniendo como fondo la reducción del comercio mundial en condiciones de la depresión de la economía de los países capitalistas desarrollados.

Cabe apuntar, asimismo, que en 1983 disminuyeron los precios del petróleo, lo que repercutió negativamente en las exportaciones soviéticas. No obstante, el comercio URSS-Occidente ha seguido refutando los pronósticos pesimistas. Además las. relaciones económicas de la Unión Soviética con sus socios occidentales han pasado, casi en su totalidad,. a la sólida base de los acuerdos a largo plazo (por 10 y más años).

Han adquirido amplio desarrollo nuevas formas de colaboración económica que rebasan los marcos del comercio habitual: la cooperación económica, incluso sobre la base de compensación, la cooperación industrial y la científico-técnica. Estas formas han superado la prueba de solidez a que fueron sometidas en el famoso proyecto del siglo gas-tubos, que fue realizado pese a los intentos de frustrar su materialización. Por último, ciertos éxitos se han logrado también en la esfera de la cooperación sobre la base plurilateral.

En el camino hacia el desarrollo de los vínculos económicos entre los sistemas hay, evidentemente, serios problemas y dificultades: las cardinales diferencias entre ellos, distintos sistemas administrativo-organizativos, la política económica exterior de los países occidentales, etcétera. Pero, a pesar de todo ello, persiste la voluntad política necesaria para materializar las premisas existentes en la colaboración económica, basada en el potencial económico de la URSS, en las crecientes posibilidades del comercio exterior de los demás países socialistas, en el interés que los socios occidentales manifiestan por desarrollar estos vínculos.

Voluntad política

Los Estados socialistas miembros del Consejo de Asistencia Económica Mutua (Comecon) han propuesto, en la cumbre celebrada el pasado junio en Moscú, un amplio programa de desarrollo de la colaboración económica internacional en el que se subraya la necesidad de materializar los acuerdos a largo plazo logrados en Helsinki y Madrid de excluir la agresión económica y observar los principios concordados de la comunidad internacional.

Los países del Comecon proponen. fomentar los vínculos económicos a nivel macro y microestatal (entre firmas), en el plano bilateral y en el plurilateral. Se ha reiterado también- la importancia que tienen los contactos comerciales y las nuevas formas de relaciones económicas entre Oriente y Occidente.

La colaboración mutuamente provechosa y en términos de igualdad de derechos de todos los países en la esfera de las relaciones. económicas internacionales es imprescindible para crear una sólida base que afiance la distensión.

Yuri Andreev, doctor en Ciencias Económicas, es jefe de sector del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales de Moscú.

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