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Una subasta de Keating y la 'verdad' sobre una obra de Modigliani reavivan la 'moda' de lo falso en el arte

La moda de lo falso, de la reproducción artística que no cuenta con su registro de original e intransferible, cobra vida en el arte europeo. Sin que hayan cesado las especulaciones no probadas sobre la autenticidad de la firma de muchas obras de Salvador Dalí, 1.000 personas se disputaron en la casa de subastas Christie's de Londres los cuadros de Tom Keating, el más famoso falsificador de la historia reciente. En Italia la televisión mostró cómo tres jóvenes ejecutaban con una perfección asombrosa -según los expertos- una copia de una escultura de Modigliani. Los jóvenes habían reclamado la paternidad de una de las esculturas atribuidas al pintor y escultor, encontradas el 24 de julio en Livorno.

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Fábula moral burlesca

"Tom Keating debe de estar retorciéndose de risa en su tumba". El comentario de un experto de Christie's reflejaba perfectamente la situación que se produjo en la noche del pasado lunes en la principal sala de la casa de subastas londinenses: 1.000 personas pegándose por comprar los cuadros del más famoso falsificador de la historia, informa Soledad Gallego-Díaz desde Londres.Keating, que vivió largos años en el pueblo tinerfeño de Vilaflor, donde deben de quedar algunos de sus cuadros y dibujos, murió el pasado mes de febrero a los 67 años. En 1979 compareció ante un tribunal inglés, acusado de falsificar cuadros de pintores impresionistas y del siglo XIX. El pintor alegó que siempre había firmado sus imitaciones y que se limitaba a pintar "al estilo de".

La mala salud del pintor y la falta de pruebas que le inculparan directamente aconsejaron suspender el juicio, y Keating quedó libre. "Ha sido una locura. Nunca pensé que el pueblico británico lo quisiera tanto", afirmó el organizador de la subasta, David Collins. "Estoy asombrado por los precios que han alcanza do sus cuadros". El selecto público habitual de las subastas de Christies's se vio arrollado por una multitud mucho más ordinaria: burócratas, comerciantes hombres de negocios, médicos y abogados dispuestos a pagar hasta 25 veces el valor de salida de los cuadros del pintor.

La popularidad de Tom Keating no se debe solamente al escándalo de las falsificaciones. El público británico lo conoce y le quiere, sobre todo gracias a un programa de televisión en el que el pintor explicó cuidadosa y didácticamente el secreto de los cuadros de Cézarme, Monet o Samuel Palmer. Ante los ojos asombrados de millones de espectadores, Tom Keating fue pintando soberbios cuadros impresionistas. "Cézanne habría colocado aquí una mancha de color" -explicaba Keating con el pincel en la mano- "para romper un excesivo equilibrio".

Cuando murió, Keating dejó en su estudio de Dedham (Suffolk) unos 250 cuadros y dibujos, que pasaron a ser propiedad de sus hijos Douglas y Linda. Éste fue precisamente el lote que se subastó el lunes por la noche en Christie's. La casa de subastas recaudó casi 60 millones de pesetas. Los expertos valoraron modestamente los cuadros: un florero a la manera de Van Gogh salió en sólo 800 libras (unas 172.000 pesetas), pero los admiradores de Keating lo hicieron subir hasta 16.000 (casi 3.500.000 pesetas). Lo mismo sucedió con un cuadro al estilo de Monet.

Falso Modigliani

Los tres jóvenes estudiantes italianos que reivindicaron la paternidad de una escultura atribuida al artista Amedeo Modigliani, que había sido encontrada en un canal de Livorno (la ciudad natal del pintor y escultor), aportaron la prueba de su talento ejecutando ante las cámaras de televisión una copia de otra obra de Modigliani, informa France Presse desde Roma.En menos de seis horas, Michele Ghelarducci, Pietro Luridiana y Franceso Ferrucci, los tres artífices de la broma, esculpieron una cabeza de 50 centímetros de altura firmada por Modigliani, perteneciente a un museo de Washington y representada en un catálogo de 1911.

Para efectuar su tarea ante las cámaras de la Radiotelevisión Italiana (RAI) y en presencia de un notario, emplearon un martillo y un buril, relevándose cada 10 minutos. La calidad de la copia impresionó a los expertos. Los jóvenes confesaron que habían arrojado la copia al canal de Livorno cuando se enteraron de que se realizaba prospecciones en el lugar.

Al término de la demostración, varias personalidades del mundo de las artes que participaban en la emisión estimaron que la obra encontrada el pasado 24 de julio era probablemente falsa. Para Maurizio Calvesi, vicedirector de la Bienal de Venecia, y Federico Zeri, crítico de arte de renombre internacional, después de esto "no queda ninguna duda".

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