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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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OTAN: la superioridad de Occidente

Ya en el tratado de prohibición de las armas nucleares de 1970 los Estados firmantes se comprometieron a "celebrar en un futuro próximo negociaciones de buena fe, encaminadas a tomar medidas eficaces para acabar con la carrera de armamentos nucleares y para llegar al desarme nuclear, así corno a llegar a un tratado de desarme de carácter general y absoluto bajo un control internacional riguroso".Desgraciadamente, la realidad, es muy diferente. El rearme nuclear ha alcanzado proporciones irracionales que tampoco pueden justificarse según la doctrina de la disuasión. Con las nuevas técnicas y estrategias que ya no tienen como objetivo evitar un enfrentamiento bélico, sino que subrayan de forma, intolerable la capacidad para sostener una guerra nuclear, tal rearme se está convirtiendo en un peligro inminente, no sólo para los Estados supuestamente protegidos, sino para toda la humanidad; ese peligro es consecuencia, sobre todo, del énfasis cada vez mayor que se pone en las, armas tácticas incluidas en el arsenal nuclear.

Las causas de esta situación no radican sólo en el antagonismo entre las dos superpotencias (Estados Unidos y la Unión Soviética) y en el conflicto entre sus sistemas sociales. Hay que buscarlas también en el modo como .en Occidente suele sobreestimarse la supuesta amenaza del Este.

Si se compara la situación estratégica general de la OTAN y de sus subsistemas en el mundo, por tina parte, con la del Pacto de Varsovia, por otra parte, y si al mismo tiempo se sopesa en toda su plenitud la potencia desplegada por ambas partes, se verá que Occidente no tiene ningún motivo para sentirse inferior.

Tampoco modifica la situación la superioridad de la Unión Soviética, en términos puramente numéricos, por lo que respecta a las fuerzas de tierra en Europa Central. Dado que esa superioridad no existe en campos tan decisivos como el naval ni el aéreo, se limita, pues, al número de carros de combate, cañones y divisiones en tierra. Nunca se ha ganado una guerra a escala mundial gracias al Ejército de Tierra, sino siempre debido a la superioridad de las fuerzas navales, y más recientemente, a la de las fuerzas aéreas.

A lo anterior hay que añadir que en lo relativo a armas nucleares, las más amenazadoras en la actualidad, Occidente se encuentra por encima del Este tanto en número como en precisión y perfección técnica.

Error de valoración

Este error de valoración, que ha venido desarrollándose en Occidente a partir de la superioridad numérica que posee el Ejército soviético en Europa Central debe atribuirse a un segundo fallo en nuestras ideas fundamentales sobre política de seguridad; concretamente, al concepto formalista y tecnocrático del equilibrio que desde hace decenios impulsa la carrera armamentística.

El error estriba en entender el equilibrio como resultado de la igualdad numérica entre los efectivos militares y el armamento y en que no se tiene en cuenta, sin embargo, cuál de los dos bandos está mejor equipado para alcanzar sus objetivos estratégicos. Puesto que los objetivos estratégicos de la OTAN y del Pacto, de Varsovia en Europa Central son radicalmente diferentes, también diferirán en gran medida los medios bélicos idóneos para alcanzar aquéllos, sin que de ello quepa deducir la inferioridad del uno o la superioridad del otro. En efecto, la OTAN, con sus fuerzas armadas convencionales en la Europa Central, puede defender perfectamente el territorio de, la OTAN contra cualquier ataque del Este. Ésta era la opinión del comandante en jefe de las tropas norteamericanas en Europa, Frederick Kroesen. Y, naturalmente, todos los comandantes, de la OTAN en nuestro continente piensan de igual modo, pues si no fueran de esa opinión hace tiempo que habrían tenido que declinar toda responsabilidad por el cumplimiento de las órdenes que reciben.

A diferencia de la OTAN, que puede estar segura de cumplir sus cometidos defensivos incluso sin recurrir al empleo de armas nucleares, el Pacto de Varsovia no puede esperar imponerse en Europa con las tropas convencionales disponibles, porque no puede conseguir la superioridad de al menos seis a uno necesaria para triunfar en una operación ofensiva de gran envergadura.

Occidente goza de una posición inexpugnable. Por tanto, puede permitirse dar el primer paso para renunciar al rearme y proceder a su reducción unilateral. Lo dicho también es válido para renunciar, como exigen los movimientos pacifistas al llamado rearme posterior en Europa, cuya sola denominación ya es burdamente engañosa, pues no se trata de una reacción occidental ante el comportamiento soviético, sino del despliegue en suelo europeo de. nuevas armas nucleares norteamericanas.

La comunidad de riesgos, de la que se habla tan a menudo entre las potencias nucleares y sus aliados carentes de ese tipo de armamento, es algo que existe en realidad. Su alianza, apoyada en hechos tan diferenciadores, desemboca más bien en la explotación de los unos por los otros. Por este motivo, los países desprovistos de armas nucleares deberían deslindar claramente sus objetivos de paz y de política de seguridad respecto de los de las potencias nucleares.

Todos esos países deberían unirse formando en Europa una zona donde imperara la razón y de la que estuvieran proscritas las armas nucleares hasta convertir el actual rosario de islas que son los países neutrales en una amplia franja entre los bloques que fuera desde el cabo Norte hasta Sicilia. Sólo así, creo yo, podrá superarse el estancamiento y el enfrentamiento en Europa y abrirse camino un futuro lleno de esperanzas.

Gert Bastias ex general, fue elegido parlamentario de la RFA por los verdes.

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