Gobierno, CEOE y UGT han negociado en secreto y sin CC OO el acuerdo económico y social para 1985-1986
Las líneas generales del Acuerdo Económico y Social para 1985-1986 han sido trazadas en secreto durante las dos últimas semanas por parte del Gobierno, la CEOE y la UGT. Comisiones Obreras ha permanecido ajena a las aproximaciones logradas por el resto de los interlocutores durante las conversaciones oficiales en la mesa de negociación. La iniciativa del pacto, luego bosquejado a nivel técnico, partió del propio presidente del Gobierno, Felipe González, y del titular de la CEOE, José María Cuevas. En la negociación secreta se han discutido temas todavía no abordados en las reuniones formales, como el salarial, en el que se perfila para 1985 una banda cuya parte alta podrá superar el 7%.
Las perspectivas de Acuerdo Económico y Social para 1985-86, según fuentes de toda solvencia, cambiaron radicalmente a principios de agosto, como consecuencia del interés expresado por el presidente del Gobierno, Felipe González. Gracias a sus contactos con José María Cuevas, titular de la CEOE, la cúpula empresarial admitió la necesidad y posibilidad del pacto, aun cuando el mismo no implique la reforma de los Presupuestos Generales del Estado que ponían como condición imprescindible los empresarios.No obstante, los empresarios vieron clara la viabilidad de conseguir contrapartidas, dentro de una línea que facilite la generación de confianza para crear empleo. El objetivo básico, perseguido por el Gobierno y asumido por Cuevas, parece aumentar la estabilidad social y económica, así como la consolidación de CEOE y UGT, evitando la amenaza de un anticipo de las elecciones legislativas, que el Gobierno habría esgrimido. Incluso los dirigentes empresariales más inclinados a propiciar la colaboración de la patronal con operaciones políticas de la gran derecha se han mostrado de acuerdo en que un hipotético anticipo de las elecciones a 1985 no dejaría tiempo suficiente para organizar la oposición al PSOE.
Primer encuentro secreto
La reunión secreta en la que por primera vez quedó perfilado el posible contenido de un acuerdo sin CC OO tuvo ya un marcado carácter técnico. Se celebró el martes 28 de agosto, al día siguiente de que este periódico publicara la disposición de CC OO a no retirarse hasta el último momento de la mesa de negociaciones, que empezaron el lunes 27. Los tanteos efectuados antes de las vacaciones veraniegas apenas habían servido para fijar el desarrollo de la mesa negociadora y recibir información del Gobierno sobre las previsiones macroeconómicas y los grandes números de los proyectos de Presupuestos del Estado para 1985, lo que acentuó el pesimismo de los empresarios en torno al pacto.El encuentro, que no fue comunicado a CC OO, estuvo destinado a fijar los contenidos del acuerdo entre Gobierno, CEOE y, UGT. Tuvo como marco una cena de trabajo a la que asistieron, por el Ejecutivo, el ministro de Trabajo y Seguridad Social,Joaquín Almunia; por la patronal, Juan Jiménez Aguilar y Fabián Márquez; y, por la UGT, José Luis Corcuera y José María Zufiaur. Durante la cena queda ron perfiladas las líneas generales del pacto -posteriormente desarrolladas en otros encuentros también secretos-, pese a que en la mesa oficial de negociación, en la que tambien estaban presentes CC OO y CEPYME, sólo había empezado el día anterior el análisis de las posibilidades de inversión pública y los presupuestos de la Seguridad Social para 1985.A partir de la cena, la CEOE, según parece, contó con la seguridad de que iba a lograr un compromiso del Gobierno para reducir los tipos de interés, alguna baja en los tipos de cotización a la Seguridad Social, un aumento de la inversión pública superior al último ofrecido por el Gobierno, nuevas facilidades para la contratación y el despido, un acuerdo definitivo sobre el reparto del patrimonio sindical que le permita la consolidación de las organizaciones territoriales y sectoriales, y ventajas fiscales a la inversión. A cambio renunciaba a conseguir de inmediato las reformas exigidas (Presupuestos del Estado, Seguridad Social, empresa pública, flexibilizar el mercado de trabajo mediante una ley de primer empleo y otra reforma del Estatuto de los Trabajadores, etcétera), admitía por primera vez la posible creación de un fondo de solidaridad, y se mostraba dispuesta a una banda salarial cuya parte hasta excedía en bruto el objetivo gubernamental de inflación (7% para 1985), quizá del 5,5% al 7,5%.Por su parte, UGT, además del apoyo e influencia en la política económica, podría lograr el mantenimiento del poder adquisitivo de los trabajadores y pensionistas actuales, el aumento de la inversión pública, el fondo de solidaridad, el reparto del patrimonio sindical, los compromisos sobre creación de empleo desde el sector público y sobre que la reforma de la Seguridad Social será negociada sin precipitación, y en general un mayor protagonismo en la negociación colectiva, en línea con la ventaja que ya obtuvo sobre CC OO al firmar en solitario con CEOE el Acuerdo Marco Interconfederal (AMI) en 1981. El sindicato socialista renunciaba por, su parte a que el aumento se efectuara sin banda salarial y fuera general del 6,5% o 7%, y admitía el estudio de formas que agilicen y abaraten los despidos.
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