Un calendario sumamente apretado

Agricultura, desarme arancelario recíproco para la industria y pesca son tres escollos fundamentales que todavía hay que superar en lo que se espera sea la última fase de la negociación de adhesión de España a la Comunidad Económica Europea (CEE). Pero además hay aún una ingente labor que realizar antes de culminar este proceso.Tras la sesión de negociación ministerial hispano-comunitaria que se celebrará mañana, habrá otras los días 17 y 18 de septiembre y 1 y 2 de octubre.

Desde el principio de la negociación propiamente dicha, que se abrió el 5 de febrero de 1979, se han cerrado nueve capítulos: transportes, política regional, movimiento de capitales, aproximación de legislaciones -incluido el capítulo de las patentes-, medio ambiente y protección de los consumidores, derecho de establecimiento, asuntos económicos y financieros (salvo algún punto, como la inclusión de la peseta en la unidad de cuenta europea) y fiscalidad.

En unión aduanera faltan el período y las modalidades para la apertura recíproca de los mercados entre España y la CEE, además de la fijación de los contingentes de base para las restricciones cuantitativas. El inmenso capítulo de relaciones exteriores comerciales frente a países ajenos a la CEE ha avanzado bastante, pero sigue sin cerrarse.

El problema agrícola

En agricultura queda casi todo por hacer y desde luego por negociar, incluidos los capítulos del aciete de oliva y vino. En cuanto a la plesca, la Comisión Europea quiere realizar, ante el ingreso de España en la CEE, una reforma de la política pesquera común, a la que por el momento se oponen varios Estados miembros, que prefieren negociar sobre la base de la situación existente.

Qued.a por completar también el apartado referente a cuestiones siderúrgicas. A este respecto, España ha presentado en las últimas semanas detallada información sobre su reestructuración industrial. Falta también por completar el capítulo de asuntos sociales, llegar a un acuerdo sobre las cuestiones institucionales y abordar el capítulo de la participación española al presupuesto de la CEE y la cláusula de salvaguardia. general.

Las cuestiones referentes a las medidas transitorias que han de regir las relaciones entre España y Portugal tras el ingreso será también un aspecto nada simple de negociar. Y también está pendiente aún el espinoso tema del estatuto del archipiélago canario, sobre el que la Comisión Europea no ha hecho aún propuestas. Y habrá que resolver igualmente los problemas que levanta el contencioso de Gibraltar, que se están intentando solucionar bilateralmente entre Madrid y Londres.

Junto a esto, antes de firmar hay que redactar minuciosamente el tratado y los textos de adhesión en todas las lenguas oficiales de la CEE. El derecho derivado -reglamentos y otros textos de la CEE- está siendo traducido en pararelo. No es manca la labor que queda antes de firmar los tratados de adhesión para presentarlos a ratificación a los Parlamentos nacionales, y que pueda permitir el ingreso efectivo el 1 de enero de 1986. La ratificación no debe demorarse mucho, pues uno de los países más problemáticos, Francia, podría entrar en período preelectoral.