Termina el Curso de Música Barroca y Rococó en El Escorial

Tras la actuación anoche del tenor Marius van Altena, acompañado de un grupo instrumental, se anuncia para esta noche un recital de José Miguel Moreno, con obras de Bach para laúd, en el VI Curso de Música Barroca y Rococó de San Lorenzo de El Escorial, que termina mañana en el Real Coliseo. La jornada de clausura será protagonizada por la orquesta Camerata de Madrid, dirigida por Luis Remartínez. Por ahora, Las Variaciones Goldberg, de Johann Sebastian Bach, en la interpretación del cembalista holandés Bob van Asperen, continúan siendo el punto más alto y emocionante del VI Curso de Música Barroca.Van Asperen ha alcanzado ya esa visión penúltima capaz de iluminar serenamente los rincones más oscuros de la gigantesca Aria con diversas variaciones para clavicémbalo con dos manuales, obra de una abstracción y esencialidad tales como para resultar inaccesible a quien no la haya madurado pacientemente.

El ilustre músico holandés le puso las cosas difíciles a Christophe Coin, que ofreció al día siguiente tres suites de Bach para violonchelo solo (números 3, 5 y 6). Con su violonchelo barroco, el artista normando volvió a recordarnos el potencial poético inherente a estas suites bachianas, con la soltura, delicadeza de timbre y recursos técnicos que han hecho de él una joven figura internacional.

Mientras Coin preparaba la scordatura de la Suite núm. 5, la profesora de danza barroca del curso, Ana Yepes, bailó, con gran conocimiento del estilo en este tipo de danza, dos breves ejemplos de Couperín, interpretados al clave por Jacques Ogg.

Concierto de carácter casi pedagógico fue el ofrecido por la soprano Montserrat Alavedra, con Isabel Serrano (violín barroco) y Jacques Ogg (clave), en el cual se escucharon gran número de piezas incluidas en el Album de Ana Magdalena Bach. La buena actuación de los tres ejecutantes mereció el aplauso encendido del público que llenó el Real Coliseo. Ello contrastó con el escaso público que acudió el domingo a oír el espléndido recital de Pablo Cano dedicado a Haendel.

Un grupo formado por Ricardo Kanji (flauta), Natsumi Wakamatsu (violín), Titia de Zwart (viola de gamba) y Jaeques Ogg (clave) volvió sobre Bach y Haendel el día 29, otra vez con nutrida asistencia en el Real Coliseo. Dejando aparte la intervención de Ogg, siempre admirable en su cometido, y el correcto pasar de Kanji y Zwart, el público apreció la difícil sencillez y elegancia expresiva de la violinista japonesa.

Contrastando con el estilo personal, cálido, y la técnica no infalible del flautista brasileño Ricardo Kanji, padecimos y disfutamos al día siguiente la frialdad y el virtuosismo de Stephen Preston.

El flautista inglés, célebre por sus muchas grabaciones y considerado entre los primeros del mundo por su fulgurante técnica y perfecta afinación, no convenció en su concierto del miércoles con el muy preciso y en exceso delicado Robert Woolley. Preston maneja de forma inatacable la travesera barroca, pero habría que pedirle más variedad en la expresion y menos tics.