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La televisión soviética enfrenta al KGB y a la CIA en una serie de espionaje y pedagogía

Pilar Bonet

Una serie político-policiaca, cuyo protagonista es el KGB (servicio de seguridad del Estado de la URSS), en lucha contra las intrigas de la CIA norteamericana, ha mantenido hasta el pasado sábado a los soviéticos pendientes de su televisor. La producción, titulada Tass está autorizada a informar, constó de 10 capítulos de 70 minutos de duración. La Prensa ha dado a la obra una finición aleccionadora y pedagogica ante la política aventurera y terrorista de EE UU.

Agentes policiales dinámicos y políticamente conscientes, diplomáticos, periodistas dubitativos, verdes germano-occidentales y agentes de la CIA degradados moralmente íntervienen en esta versión fílmica soviética de la novela del mismo nombre escrita por Julián Semionov, considerado el autor de novelas de espionaje y policiacas más famoso de la URSS.Otra de las novelas de Semionov -Siete instantes de una primavera- fue adaptada para televisión anteriormente y en, su día consiguió vaciar las calles de Moscú y récord de espectadores, que llegaba a los 80 millones de personas.

Tass está autorizada a informar toma su título del encabezamiento habitual de las noticias a las cuales las autoridades soviéticas conceden gran importancia. La acción ocurre en un país africano imaginario denominado Nagonia. Semionov se inspiró en Angola, pero, según manifestaba recíentemente el autor, los acontecímientós narrados podrían también aplicarse a Nicaragua Vietnam, Camboya, Laoso Líbano y a todos aquellos países en desarrollo "a cuya independencia no dan tregua los expansionistas americanos".

Comentando la serie, la agencia soviética Tass insistía en que la historia "se basa en hechos reales", a saber: "la actividad crimina¡ de los espías norteamericanos en Moscú, utilizando su situación diplomática como protección". El argumento, señala Tass, narra "una de las más pérfidas operaciones de la CIA contra los intereses de la seguridad del Estado de la URSS y contra uno de los jóvenes Estados donde triunfó un movimiento de liberación nacional".

'Héroe intelectual"

El director de la serie es el cineasta Vladimir Fokin, y el principal actor, Viatcheslav Tijonov, interpreta el papel del general Konstantinov, un policía de mediana edad, bien parecido y occidentalizado en sus hábitos. En este personaje se ha intentado reflejar, según Semionov, a un hombre de "amplios puntos de vista" y "un héroe intelectualLa acción se inicia en la Embajada soviética de Luisburg, una ciudad imaginaria capital de un Estado vecino a Nagonia. La explosión de un barco soviético cargado de víveres y medicamentos con rumbo a Nagonia y. la misteriosa muerte de un ruso exiliado permiten saber al KGB que la CIA ha reclutado a un agente de ciudadanía soviética en Moscú. Una gran operación policial le pone en marcha para descubrir al infiltrado, que opera confabulado con la Embajada norteamericana en Moscú.

La novela concluye con el descubrimiento del agente, un tal Schlauberger, que se suicida antes de ser apresado. El KGB descubre al contacto norteamericano, que posteriormente es canjeado por un agente soviético. La obra no explica cómo es posible que un ciudadano de la URSS se convierta en agente de la CIA.

La serie, que recuerda a telefilmes semejantes de producción norteamericana, como si se tratara del positivo y el negativo de uña misma foto, presenta unas relaciones muy esquemáticas entre los personajes y un discurso fuertemente ideologizado. Las palabras del general Konstantinov y de su ayudante, el coronel Slavin, recuerdan los comentariós habituales en la Prensa y en los medios oficiales soviéticos. Tras advertir contra la política de EE UU, Tass señala que "nuestro grupo creativo quiere con su película subrayar una vez más el peligro de guerra que pesa sobre la humanidad".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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