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La compañía teatral florentina Pupi e Fresedde propone en Barcelona una fábula sobre los poderes mágicos de la risa

La compañía teatral florentina Pupi e Fresedde presenta, hasta el próximo sábado en Barcelona, el montaje que el Festival de Aviñón le encargó para la edición de este mismo año. A partir del texto del dramaturgo veneciano Carlo Gozzi (1720-1806), el autor contemporáneo Vincenzo Cerami, en estrecha colaboración con el director -Angelo Savelli- y los actores de la mencionada compañía, ha reelaborado El amor de las tres naranjas, una fábula sobre los poderes mágicos de la risa, que suscita vida. El montaje visitará después Almagro, Valladolid y Burgos.

"El presente montaje es un bambino (un bebé) todavía", opina su director, Angelo Savelli. La compañía no lleva más de dos meses con la obra a cuestas y, según su forma de entender el teatro, es susceptible de cambiar en algunos aspectos. A Pupi e Fresecide le hubiera gustado volver a Cataluña, a Barcelona concretamente, con su Il convitato de Pietra, la versión de Don Giovanni que presentaron en la última edición del Festival de Teatro de Sitges. "Pero no ha sido posible por falta de medios", se lamentaban los actores que, sin embargo, no renuncian a que algún día se "pueda mostrar en esta ciudad la obra con la que hemos obtenido un mayor éxito". Pupi e Fresedde empezó montando pequeñas piezas, generalmente canciones que reunían organizando un argumento simple, y, poco a poco, ha ido incorporando otros elementos dramatúrgicos.

Doble historia

Reconocen que su L'arnore delle tre melarance es un montaje en el que la combinación teatro-reflexión sobre el hecho escénico asume un grado de complejidad considerable, pero piensan que es el mejor modo de "interesar antropológicamente sobre nuestro patrimonio teatral". Hay una doble historia que se apunta en lo que definen como "cañamazo o diario de trabajo" de Carlo Gozzi. Una hace referencia al mítico tema de la princesa que nunca ríe y que busca al cómico que la ha de divertir, y desarrolla la idea ritual de la risa como medio que "no tan sólo acompaña a la vida sino que además la suscita". La otra historia procede de una de las antologías de cuentos italianos más célebres y narra la decisión violenta que toma un joven príncipe de casarse con una "princesa blanca y roja", tras cortase un dedo al comer un requesón. El blanco (el requesón) es el símbolo de virginidad; el rojo (la sangre), sinónimo de fecundidad..En estas leyendas sobre la búsqueda de soluciones amorosas, de los respectivos partenaires o medias naranjas, Vincenzo Cerami ha incluido algunos cambios y un nuevo personaje, Pasquariello, un arlequín capaz de hacer reír a la gente pero que no lo quiere. "En realidad, en nuestra versión, el príncipe se aburre porque sólo asiste a funciones teatrales sumamente malas. Intentamos, con esta pequeña variante en la trama, introducir la polémica que se desató a finales del siglo XVII y siguió mucho después en materia teatral. Por un lado estaban los que pretendían renovar la escena dándole un nuevo toque realista, como Carlo Goldoni. Por el otro, continuaban los empedérnidos fans de la Comedia del Arte, entre los que se contaba a Carlo Gozzi".

Pero Angelo Savelli no se propone tan sólo dar una referencia histórico-literaria. "Hoy, cuando se dice 'recuperar la Comedia del Arte' se está discutiendo un con cepto filológico, un concepto casí , lo strehleriano", afirma. "La utilidad de la máscara o la mayor eficacia del r5le, que es lo que se discutía entre actores entonces, es casi la misma sinrazón de hoy, cuando los profesionales debaten en torno a la sutileza actor personaje, disputándose el mejor camerino o un mayor sueldo cuando interpretan un personaje de papel largo o más lucido".

Un trasfondo de humanidad

Contrasta la comicidad de esta compañía en la escena con la seriedad con que plantean su labor teatral durante el coloquio. "No queremos dar al público lo que simplemente nos pide, sino que nos preocupa saber exactamente qué queremos decir y cómo pretendemos explicarlo", argumenta Savelli. Es así, añade, como pueden bautizar sus montajes de "inacabados o abiertos", puesto que los elaboran de modo que sean "siempre reformables, susceptibles de nuevas incorporaciones y matices". La escena del funeral es ejemplar en este sentido. "Se entierra a un espectador muerto a causa de un ataque de risa que le provocó Pasquariello. Éste, a su vez, no volverá a actuar porque se siente responsable de aquella muerte hasta que decide suicidarse riéndose, de sí mismo si cabe. La razón que aduce Pasquariello para no ejercer de cómico es tan sólo un pretexto. Hay motivos mucho más profundos que nadie comprende, ni el propio Pasquariello para no provocar la risa. Es la melancolía que caracteriza a la mayoría de los actores cómicos -Buster Keaton, por ejemplo era humanamente trágico-. Pasquariello es un personaje ambiguo que nos explica que en la vida hay quienes encuentran su media naranja y hay quienes no la encuentran nunca, como él mismo".Explican que este complejo cañamazo argumental (y, cierta mente, didáctico) ha surgido de un largo período de conversaciones entre el escritor y guionista Vincenzo Cerami y los miembros de la compañía. Ni en favor ni en contra de unas tendencias dramatúrgicas, parten de un supuesto básico a defender: "poner en escena una tradición teatral, cuidar de un patrimonio que no debe perderse y que, mirado sin reticencias, puede ser actualizado e interesarnos".

Estos actores-músicos-bailarines se adaptan al recitado y a la canción, al espectáculo de café y a la opereta. No les aburre la historia y leen a Plauto con el mismo respecto que observan ante los libretos para las obras líricas italianas. Aspiran -¡cómo no!- a interpretar un Shakespeare y, así, junto a su propia experiencia de investigadores que no temen incorporar la tradición napolitana a su patrimonio florentino, podrán añadir el más universal de los autores teatrales.

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