_
_
_
_
El millonario negocio de la droga

Ciudad prohibida

Antonio Caño

Nadie te garantiza la seguridad si intentas visitar Zinahota, antigua capital de una región turística a la que los cochabambinos iban hasta hace seis años a pasar sus fines de semana. A 70 o 80 kilómetros de Cochabamba, por una carretera con obstáculos que sólo puede salvar un vehículo de todo terreno, se encuentra una región gobernada por la mafia de la cocaína. Nunca ha entrado la policía allí, porque equivaldría a iniciar una guerra. El ministro del Interior boliviano, Federico Álvarez Plata, cruzó la región hace pocos meses a toda velocidad y sin bajarse del coche. Una unidad especial de la lucha contra el narcotráfico creada este año en Bolivia, a cuyos miembros se les conoce con el nombre de los leopardos, no ha salido todavía de La Paz, y su tiempo muerto en la capital lo dedicó a organizar un golpe de Estado, descubierto por el Gobierno a raíz del secuestro del presidente Hernán Siles Zuazo a finales del mes pasado.

Más información
Bolivia, cocaína para todos

Uno de los impulsores del desarrollo del Chapare se lamenta ahora de que la región "se ha convertido desde hace dos años en un centro de violencia y prostitución donde sólo se respeta la ley del más fuerte". Cualquier persona que resulte sospechosa de pertenecer a la DEA, agencia norteamericana para la lucha contra las drogas, considerada el enemigo público número uno de los narcotraficantes, será irremisiblemente asesinada.

Los habitantes de Zinahota, tanto los capos como los campesinos, odian también el tufo de las cámaras fotográficas y de las grabadoras de los periodistas, como pudo comprobar hace pocas semanas un fotógrafo francés que se introdujo en el Chapare en busca de una exclusiva.

Con dramática frecuencia se dan a conocer asesinatos misteriosos. Siempre son casos que quedan sin esclarecer: cuerpos descuartizados de los que se negaron a convertir su casa en un laboratorio, cadáveres en la cuneta de quienes no pagaron la mercancia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_