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Expertos británicos aconsejan que la ferfilización 'in vitro' se reserve a las parejas estables

Soledad Gallego-Díaz

La maternidad alquilada no deberá consentirse. Tampoco deberían tener acceso a la fertilización in vitro las lesbianas, los homosexuales ni las personas individuales, sino sólo las parejas heterosexuales estables, aunque con excepciones. Estas son algunas conclusiones registradas en el llamado informe Warnock, elaborado por 16 expertos británicos (médicos, teólogos, abogados y catedráticos), bajo la presidencia de la científica Mary Warnock. El estudio, hecho público ayer, estudia las implicaciones legales, morales y científicas del extraordinario y reciente fenómeno de los bebés-probeta.

El nacimiento del primer bebé probeta, Louise Brown, en 1978, abrió un abanico de enormes posibilidades. Hoy se puede tener un hijo por inseminación artificial con semen del propio cónyuge, o con semen de un donante, por fertilización in vitro, por donación de un óvulo o por donación de un embrión en el que el semen y el óvulo han sido ambos donados y fertilizados in vitro.A la vista de la conmoción pública que causaban las nuevas técnicas de fertilización, el Gobierno británico encargó en 1982 este informe, que fue publicado ayer bajo el título Report of the Committee of Inquiry Into Human Fertilization and Embryology (Informe del comité de investigación sobre la fertilización humana y embriología).

El informe Warnock está de acuerdo en que deben establecerse unas barreras que no puedan ser franqueadas, "algunos límites, más allá de los cuales, no se debe permitir ir a nadie, porque la existencia de la moralidad depende realmente de ello". El primer límite recomendado es el de facilitar este tipo de tratamiento únicamente a parejas estables heterosexuales. Lesbianas, homosexuales y personas individuales no deberían tener acceso a semen, óvulos donados o embriones fertilizados aunque el comité señala que se trata de una regla general", lo que no cierra la puerta completamente a posibles excepciones.

Limitaciones

Los expertos proponen la creación de un organismo o autoridad encargada de autorizar en cada caso los diferentes sistemas de fertilización. Dicha autoridad tendría que regirse por los siguientes principios generales:- No debe consentirse la maternidad alquilada, es decir, el embrión fertilizado in vitro pero desarrollado en el útero de una mujer que se ofrece a hacer los nueve meses de gestación por dinero u otras razones. Acuerdos de este tipo no podrán ser evitados, pero deberían considerarse como delito. Hay que declarar ilegales las agencias que ya han surgido en el Reino Unido con este propósito.

- Debe regularse la cantidad de semen o de óvulos que puede donar una persona (tal vez para 10 fertilizaciones como máximo), a fin de impedir en un futuro próximo problemas de incesto entre hermanos que se desconocen.

- La venta de semen, de óvulos o de embriones puede ser autorizada únicamente bajo licencia. Donadores y receptores permanecerían siempre en el anonimato.

- Debe quedar claro en la ley que los niños nacidos con semen u óvulo donados son hijos legítimos de la mujer y del hombre que figuran como sus padres. El donante no tendrá ningún derecho ni ningún deber respecto al bebé.

- En relación con casos como el de la joven viuda francesa que quería ser fertilizada con el semen de su marido muerto, los expertos británicos creen que no puede prohibirse dicha práctica, pero que, a fin de desanimar a las madres potenciales, el niño debería ser privado de todos los derechos de sucesión o de herencia del padre.

- Los bebés nacidos por alguna de las técnicas autorizadas deberían ser informados en su momento sobre su origen genético.

- Desde el punto de vista de la pura investigación científica, no deben autorizarse experimentos con embriones fertilizados más allá de 14 días después de producirse la fertilización. A partir de ese momento, cuando empieza a producirse la partición de las células, los experimentos deberían ser considerados como un delito.

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