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Ante las elecciones de Israel

Más de 220 soldados muertos desde que acabó la guerra

En la veintena de minutos que se tarda en llegar en taxi desde la frontera israelo-libanesa hasta la aglomeración costera de Nahariya, Raful, taxista y teniente en la reserva del Ejército israelí, no para de evocar aquellos días felices del verano de 1982 cuando los soldados de las fuerzas armadas israelíes intentaban introducir fraudulentamente en su país tabaco rubio o vídeos adquiridos en Líbano a precios irrisorios. "Apúntate al Ejército y visita el mundo con los tours militares, bromeábamos entre nosotros", recuerda con nostalgia el taxista.Pero en dos años de ocupación israelí del Líbano meridional Raful ha sido movilizado tres veces, y no precisamente para hacer turismo, sino para ir a luchar más allá de la frontera septentrional de Israel; y no contra los terroristas palestinos, sino contra los mismos chiitas, que les tributaron la que él recuerda como una cordial acogida.

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El avance del Ejército arrasó en el verano de 1982 la infraestructura palestina entre la frontera y Beirut, pero el comportamiento de sus soldados enajenó rápidamente a Israel las simpatías de la población chifta, volcada ahora en una resistencia armada contra el ocupante que el ex primer ministro y ex jefe del Estado Mayor, Isaac: Rabin, ha calificado de "mucho más peligrosa que el terrorismo de las organizaciones palestinas".

Aunque en los últimos meses el número de víctimas israelíes de los atentados cotidianos perpetrados en Líbano ha disminuido ligeramente, más de 220 militares han muerto y más de 1.000 han resultado heridos desde que en octubre de 1982 acabó la etapa caliente de la invasión. En total, 583 israelíes han perdido la vida y otros 3.400 han sufrido heridas de diversa consideración, 2.000 de ellas resueltas mediante la amputación.

"Nunca", señalaba Rusty Fleisher, empleada de una cooperativa de los alrededores de Nahariya, "los bombardeos palestinos hubiesen causado tantas víctimas entre la población". "Prefiero", añadía, "pasar horas en refugios antibombas antes de que los hombres de mi familia se marchen al frente durante meses".

Los autores de las acciones violentas dirigidas contra el Ejército israelí son mayoritariamente de confesión chiita. Pero a medida que pasa el tiempo los palestinos vuelven a desempeñar un papel activo en la resistencia antiisraelí en el sur del Líbano, hasta el punto de que el jefe de los servicios secretos militares israelíes, general Ehud Barak, achacó a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) el recrudecimiento de los atentados registrados hacia mediados de la primavera.

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El propio Rabin, que en caso de triunfo laborista asumiría la cartera de Defensa, no dudó en afirmar que "estos actos terroristas demuestran la falsedad de las ilusiones propagadas por el Gobierno, que asegura que la infraestructura de la OLP en Líbano ha sido hecha añicos".

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