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El Valle del Kas

Como todo pueblo que se precie, el vallecano se remonta en la historia a la noche de los tiempos. Restos de vida humana del Cuaternario se han encontrado en el cerro Almodóvar, junto a lo que ahora es el pueblo de Vallecas, frente a la colonia de Santa Eugenia, y por allí dejaron también su huella celtíberos, visigodos y árabes, uno de los cuales, un noble apellidado Kas, dio su primer y remoto nombre al barrio cuando comenzó a llamársele Valle del Kas.En 1370, durante el reinado de Enrique II, el límite de Madrid se estableció en el arroyo del Abroñigal, hoy Puente de Vallecas, y desde entonces todo ha sido crecer. Dedicada a tahona de la capital, tal condición quedó fijada por Lope de Vega en su Villana de Vallecas, a cuya protagonista otorgó tan noble oficio, aunque panaderos y panaderas fueran descendiendo, paulatinamente, entre su población.

En los últimos años del siglo XIX comenzó a ser Vallecas el lugar de asentamiento de oleadas de emigrantes que acudían a trabajar en industrias y servicios de Madrid, y aunque en 1900 no pasara de ser un pueblo unido a la ciudad por la carretera de Valencia, con una población de 10.141 habitantes, el crecimiento habría de ser vertiginoso hasta alcanzar los casi 400.000 de hoy.

Con la inauguración de la primera línea del metro, que hizo Alfonso XIII en 1919 para unir el Puente con el centro, las distancias se acortaron y el crecimiento se incrementó. El final de la guerra convierte Madrid en una ciudad necesitada de nuevas zonas de expansión, y Vallecas aparece como zona ideal. Los emigrantes se amontonan en chabolas, construidas a toda velocidad en noches de desasosiego a la espera del guardia municipal, que no debía presentarse antes de haber puesto el techo. En 1950 tiene 56.532 habitantes, y en 1970 alcanza las 222.602, convirtiéndose en la zona de mayor recepción de emigrantes: el 25% del total de Madrid.

Conflictivos planes parciales y de ordenación urbana movieron la oposición de los vallecanos, que luchan contra ellos en los setenta, convirtiéndose en un barrio puntero en las luchas sociales y el asociacionismo ciudadano. Hoy todavía no ha desaparecido totalmente el chabolismo, y los problemas urbanos son acuciantes. Los ayuntamíentos democráticos han ido solucionando algunas cosas, aunque el ritmo siga siendo demasiado lento, en opinión de los vecinos.

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