Cinco fases

En síntesis, la fecundación in vitro consiste en poner en contacto en el laboratorio un óvulo y un espermatozoide para conseguir la fertilización y, una vez comprobado que ésta se ha producido correctamente, transferir los embriones a la matriz de la paciente. Pero el programa completo de fertilización in vitro consta de cinco fases consecutivas.Se comienza todo el proceso con la estimulación hormonal de los ovarios para favorecer la recogida de óvulos. A esta fase le sigue la monitorización, que consiste en un seguimiento exhaustivo, mediante ecografías y análisis, de la maduración de los óvulos, determinándose el momento en que éstos pueden ser extraídos, con lo que se pasa a la fase más molesta jara la mujer: la laparoscopia. Ésta consiste en una pequeña intervención quirúrgica con anestesia general. Se realiza una pequeña incisión a la altura del ombligo para introducir un tubo, con el que se observa el interior del abdomen y por el que se extraen los óvulos. Normalmente se recogen de cuatro a seis; excepcionalmente se pueden obtener hasta 10 u 11 óvulos.

La cuarta fase sería justamente la fertilización in vitro, es decir, la fecundación en el laboratorio con una muestra de semen en condiciones adecuadas, que es aportada en ese momento por el marido. Se realiza desde el primer momento un control de la división celular del embrión para ver si se desarrolla de forma correcta. Si no hay ningún problema, el ovocito fecundado se implanta en el útero de la paciente para que anide y prosiga su desarrollo como un embrión normal.

Desde que los óvulos son extraídos hasta que son reimplantados ya como embrión transcurren de 30 a 33 horas. Si todo el proceso se desarrolla con normalidad, la mujer no está ingresada en la clínica más de dos o tres días, aunque posteriormente hay un seguimiento exhaustivo del embarazo.